La muñeca de tiza se fue vagando calle abajo,
con la mirada rebanando otros ojos,
me quede prensado al aire
solo podía disfrutar
del asfalto reflejando esas puritanas ancas.
Me paré ahí hasta que se fue
se disipo,
como casi todo en 1 minuto promedio,
al por mayor me aletargo,
cuando un albo Bulterrier
menea su robustez ante mí,
y es hora de liar otro cigarro,
y seguir queriendo lo que no puedo tener.
Texto agregado el 08-06-2013, y leído por 123
visitantes. (2 votos)