Barcos...
Son barcos de pasajeros, de mercancías y de objetos,
de alimentos exóticos, de piratas y guardiamarinas,
procedentes de tierras sin distancias ni cercanías
con bandera de ignotos cielos.

Muchos de estos barcos arrumban desde el destierro
como naves sin puerto, sin trapo, sin quilla, sin marineros;
A veces los escucho pasar como extraños,
navíos misteriosos que parecen erigidos en un punto muy lejano
arribando desde algún desconocido océano,
prosiguiendo su rumbo sin destino cierto;
Tan sólo pululan llevados a la deriva por el viento.

En sus sirenas aúllan voces que conversan a oscuras
y en sus mástiles portan luminarias que son sucesos,
que son la vida misma entre la penumbra
acunándose al compás de la marea de los hechos;
Traen en su proa todo lo acontecido
y es su estela el antiguo caminar
de los pasos dados en un lento transitar,
que no se mide en millas, si no en tiempos.

Barcos...
Yo los llamo barcos,
pero en realidad son recuerdos
que navegan inscritos y silenciosos la soledad acuosa y marina
de las marismas de mis pensamientos.