eres el campeón de los miedos y las sombras,
caes furioso desde el cielo sin perdón alguno,
has puesto tu mirada en la tierra con deshonra,
avanzas a caballo veloz entre armas y orgullo.
¡fuego, balas, lanzas y espadas!,
los llantos infantiles nadie los calla.
¡ira, rabia, muerte y desolación!,
los humanos a si mismos no darán perdón.
¡el grito de la guerra cae a martillazos!,
¡la muerte acecha como la noche al horizonte!,
¡caras deformadas llenan grandes campos!,
¡el señor de los falsos nos da las pasiones!.
esto es solo un festín, canibalismo para mi,
esto solo un sin sentido, un final sin fin.
los ríos serán rojos cuando llegue con mi espada,
los hijos serán de dios cuando avance a toda carga,
no tendrán salvación ni de mi ni de nadie,
no habrá compasión ni de ustedes al matarse.
el miedo y el terror envuelve al ser,
los gritos desesperanza lo destruyen,
el humano hoy se suicida masivamente,
los gritos siempre ahogan al perecer.
su presagio es la autodestrucción humana,
el solo ha llegado cargando su espada,
el solo llegó ofreciendo sus palabras,
nosotros lo hemos escuchado como ratas.
¡oh dios mio la peor de las visiones!,
¡la oscura noche negra es ahora roja!,
¡los hogares solo rezan sus oraciones!,
¡fuego cruzado como flechas a toda hora!.
en la selva el llanto del hombre se ahoga
entre gritos de miedo disparando a la noche,
¡ni el recuerdo de su hogar lo salva ahora!...
a la nada, no hay nada, en la sombra solo voces.
solo el ruido de la lluvia lo calma...
hasta darse cuenta que son las balas.
nos estamos quedando ciegos,
somos nuestra propia muerte,
abadón nos abandonó al tiempo,
somos nuestro fin latente,
el fuego llueve como el riego,
somos la bala que estremece,
el apocalipsis el hombre niego,
somos la destrucción entente.
somos la muerte,
somos la guerra,
somos la suerte,
somos la pena,
somos la bala,
somos la venganza,
somos cada uno la miseria de uno mismo,
somos mundo que caerá al suelo partido,
somos la miseria, somos la destrucción,
hemos sido nosotros nuestro propio abadón. |