TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / pacurro / El deseo de Curro Canela

[C:523311]

EL DESEO DE CURRO CANELA
Corrían los primeros días de mayo, después de un mes abril que fiel a su fama había dejado abundantes lluvias, amaneció un día perfecto. El transcurrir cotidiano comenzaba a tomar cuerpo, de pronto las vecinas de la calle La Loba y adyacentes que se arremolinaban junto al coche del panadero, se vieron sorprendidas por un trasiego de vehículos inusual para la hora. Ambulancia, Policía local, Guardia Civil y otros subían en dirección al Castillo. No tardo la noticia la mala noticia en llegar, habían hallado en el Cementerio a un hombre muerto, las conjeturas, especulaciones y exageraciones corrieron de boca en boca. Comentarios muchos y variopintos, que si se traba de un suicidio, que un accidente etc. Lo que no atinaban era con la identidad del fallecido, hasta que Catalina Silverio, esa vecina que no falta en ningún pueblo, según ella no sale nunca de casa, odia los chismes, pero lo sabe todo y si es malo con más interés, llevándole la vida a los demás olvidándose de la propia, acertó a decir, es Curro Canela, que lastima era un hombre muy bueno, Dios lo tenga en la gloria apostilló.
La Silveria como era conocida la cotilla mayor de Jimena, no se equivocó, Francisco Rubio Cruz, Curro Canela persona inmejorable, cabal, justo, integro; intachable; afable en el trato y todos los calificativos buenos que se pudiesen dar, de ahí su apelativo de Canela en clara alusión a las excelencias de ese producto.
El Canela recibió una formación académica casi nula, apenas fue al Colegio y lo poco que aprendió fue gracias a esos maestros particulares ambulantes, que de casa en casa enseñaban lo que podían. Al pertenecer a una familia de condición humilde muy humilde, siendo aún niño tuvo que ponerse a trabajar para ayudar a la maltrecha economía familiar, con un jornal misero y esporádico , con sarcasmo manifestaba, “mi madre le saca dobladillos al jornal”, aquello no era vida, el futuro por aquel entonces era sencillamente nulo, no había futuro para una persona joven que lo único que podía aportar eran sus brazos y sus cualidades personales que siendo mucho servían de poco, como muchos jimenatos fue condenado al destierro, sentencia inapelable que dicto el tribunal del subdesarrollo y la pobreza. Un día tomó una maleta de madera, la llenó con la poca ropa que poseía y con unas míseras pesetas en la cartera, emprendió el viaje para Cataluña, en ese lugar le esperaba su hermana mayor, igual que Curro forzada por la circunstancias tuvo que marchar. Lo acogió en su casa, por aquellos Lares estaban necesitados de mano de obra poco cualificada y sobre todo barata, el Canela daba el perfil perfecto. El piso de su hermana, casada y con dos hijos a los que había que añadir a su suegro era diminuto, la solución fue instalar una cama de mueble en el salón, consecuencia, el Canela para ir a dormir tenía que esperar a que en la televisión apareciese la foto de Franco y sonase el himno nacional pues el suegro de su hermana veía la tele hasta el cierre, prudente como nadie aguantaba estoicamente .Tanta estrechez tuvo su recompensa ,el cuarto de baño, para Curro aquello era una auténtica maravilla , poder asearse abriendo un grifo manando agua caliente, afeitarse sin tener que calentar agua, ducharse cuando quisiera y no tener que esperar al sábado para hacerlo por partes y en un barreño de zinc, todo un lujo. De inmediato en la construcción encontró trabajo aceptando los puestos más duros y a destajo la necesidad del dinero era más que perentoria. Pasado un tiempo en el mismo bloque adquirió un piso a buen precio, se lo compró a un matrimonio de La Línea que jubilados volvían a su tierra, Curro decía para sus adentros, yo haré lo mismo quiero morir en Jimena y enterrarme cerca del Castillo, no quisiera que mis huesos se queden aquí para siempre. Aceptó aquella tierra aunque nunca se adaptó, estaba agradecido que le sacara de la miseria no sin muchos esfuerzos y sacrificios, al menos tenía lo mínimo para vivir dignamente, pero no pasaba un día unas horas que no viniera a la memoria Jimena, sus gentes, familiares, amigos y entre ellos sobre todo el más intimo Juan Benito, Juanito el feo, (no caben explicaciones del origen del mote).
Un domingo por la tarde, en una sala de baile invito a bailar a una gallega, Curro quedó prendado de la rapaciña y la rapaciña del Canela, tanto que a los seis meses nuestro protagonista pasaba por el altar. No tardo en llegar el primer hijo un varón el segundo otro varón y el tercero una niña. Las agujas del reloj del tiempo avanzaban, pasaban los días los meses y los años, Curro ganaba experiencia, kilos y perdía pelos. Las visitas anuales a Jimena coincidiendo con la Feria de Agosto, se fueron distanciado, compró otro piso más espacioso, los niños comenzaron a estudiar y aunque el trabajo no faltaba, los gastos aumentaban y había que renunciar a una de las situaciones que más feliz le hacía, volver aunque fuese por unos días a Jimena, Jimena era el culmen, por mucho tiempo que pasara el hecho de estar en Jimena no era superado por nada, no existía experiencia igual. Aunque las visitas iban siendo cada vez menos, en el instante que encontraba un momento de reposo, su mente le regresaba a Jimena, más de una vez absorto, la voz de su esposa le regresaba a la realidad, ¿ porqué calle vas?”, mujer hoy he tomado la Loba he bajado por Cantón de la Palma, he dudado entre Sol y Cruz del Rincón he girado a la derecha y cuando bajaba por Caminete Luna me has devuelto a la realidad , estaba claro que no era la primera ni la última vez que Canela no de cuerpo si de espíritu marchaba a Jimena.
Las hojas del calendario caían como hojas caducas en otoño. A Curro Canela le hicieron abuelo, no hace falta decir que conociéndole era el abuelo perfecto, puso mucho empeño que sus nietos a través de sus relatos conocieran y amaran Jimena. Con mucho énfasis les explicaba, Jimena está sobre la ladera de un colina el cerro de San Cristóbal en lo alto del todo el Castillo, construido por los moros, aunque hay quien dice mucho antes, de los tiempos de los romanos o más, sus casas de un blanco nevado parecen que han crecido como plantas salvajes, como si de una postal se tratara. Les contó historias de bandoleros donde uno muy famoso se asentó en Jimena, de contrabandistas, de perros amaestrados que transportaban el tabaco procedente de Gibraltar, burlando la vigilancia de la Guardia Civil. Proseguía , un hermoso y gran parque natural la rodea llenos de alcornoques, quejigos y muchas mas especies, crecen las setas mas sabrosas, animales salvajes como “venaos” corzos, águilas, zorros, jabalíes , dos ríos la bañan el Guadiaro y el Hozgarganta, les repetía casi machaconamente la leyenda del escudo aquello de Muy Noble, Muy Leal y Fiel villa de Jimena hoy ciudad. Siempre concluía igual, y además se elabora el Piñonate, el más exquisito de los dulces con recetas transmitidas de abuelas a nietas.
Al Canela le llegó al jubilación y la vejez, por motivos varios cesaron sus visitas a Jimena, un día en las últimas fechas de Abril, con decisión y seguro de si mismo, le dijo a su esposa, prepara la maleta que voy a pasar unos días a Jimena, pero hombre de Dios que te ha entrado de pronto, espera al verano. Si algo había que objetarle a nuestro personaje era su tozudez, te he dicho que mañana mismo o pasado a lo más, pero hombre razona un poco, todo fue inútil, Curro empujado por una fuerza similar a la de los herbívoros de la Sabana africana o de las aves migratorias, esa fuerza irrefrenable que les hacen migrar miles de kilómetros, cogió la maleta (está no era de madera y la cartera iba más repleta) y se plantó en Jimena.
Llegó por la tarde, anochecía, desde el taxi que lo transportaba desde la Estación entre dos luces acertó a ver el Castillo y a continuación sus casas blancas, con una sensación mezcla de alegría y nostalgia, susurró ¡que bonita es¡ ¿Qué dice usted?, preguntó el taxista, nada cosas de viejos que hablamos solo. Usted es de Jimena, cierto muchacho y del Barrio Alto, jimenato por los cuatros costados, ¿lleva mucho tiempo sin venir?, pues doce años ocho meses y tres días, los lleva usted contados, como el preso que espera su libertad asentó. Curro aquella noche durmió poco, su estado emocional era el de un niño en la noche de Reyes .A la mañana siguiente se levantó de madrugada, el bar Heredia, el café por antonomasia del Barrio Alto acababa de abrir, se abrazó efusivamente a su propietario Jesús María. Canela estás hecho un chaval, calla para septiembre cumplo ochenta y dos, pero la verdad me encuentro muy bien, te podrás creer que no tomó ni una pastilla, mi médico me dice que tengo la maquinaría de un reloj suizo. Se marchó pronto apuro con prisa la infusión, estaba ansioso de empaparse de Jimena, emprendió el camino hacia el Castillo visita obligada, próximo a su destino se detuvo. El día comenzó a despuntar, clareó pronto, una vista hermosísima fue apareciendo antes sus ojos, montes y valles estaban preñados de primavera, impregnados de un verde intenso agradecidos de las abundantes lluvias, el Hozgarganta bajaba caudaloso, la Estación al fondo, los tejados, las torres de las iglesias, la carretera de Ronda, aspiró hondo, esto es el paraíso comentó para sus adentros, no saben lo que tienen. Se adentró en el Castillo, paso por el arco del reloj, contempló la torre del homenaje y los baños de la reina mora, una vez empapado de esas maravillosas vistas se encaminó al Cementerio, visitó la tumba de sus padres, quedó quieto, el rostro se le tornó serio y una lagrima bajo por su mejilla, pasados unos minutos comenzó a buscar la tumba de su amigo Juanito el Feo que se marchó para siempre el año anterior , hasta que consiguió encontrarla, frente a ella y a viva voz , exclamó “Feo tu si que supiste, aguantaste y no te marchaste ya para siempre estarás en Jimena”, yo debería haber hecho igual . De súbito una sensación extraña como si de un sopor se tratase le recorrió todo el cuerpo, se sentó se recostó sobre la pared quedando sumido en un profundo sueño. Juanito Ruiz el encargado del cementerio descubrió el cadáver, el médico forense certificó muerte natural, cuando se disponían al levantamiento del difunto, el Secretario del Juzgado don Marcelo hombre veterano y sabio, reflexionó , he visto muchos fallecidos pero es el primero que ha muerto sonriendo, un enfermero joven trató de explicar ; don Marcelo ese gesto es el “rictus post mortem”, perdón joven y con el debido respeto el Canela que me honró con su amistad y que presumo de conocerle ha muerto sonriendo porqué ha muerto en Jimena. Su familia lógicamente decidió que le diesen sepultura en su pueblo querido, el día del entierro y cuando Juanito Ruiz daba los últimos retoques, Francesc el nieto mas joven, comentó con otros familiares. El “Avi” ha visto cumplido su deseo.
Curro casi con toda seguridad murió feliz, muchos otros jimenatos no corrieron la misma suerte.














Texto agregado el 05-06-2013, y leído por 289 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
12-06-2013 Es un placer leerte por estos lares... ya era hora. Buena narrativa. 5* restorach
09-06-2013 Sabes expresar el sentir de quien se siente fuera de su tierra, Jimena en este caso, y que siente su fuerza, con una itensidad que solo poniendo los pies en ella se siente totalmente feliz, y deseando dejar sus huesos como parte de su historia, que sea recordado o no es lo menos importante. Buena narrativa, atrapa, y como dice Newen podría ser un borrador, borrador para una obra mas completa. Te felicito. *****saludos antoniana
05-06-2013 Realmente excelente, la narración fluye y uno se deja encantar por el personaje y las descripciones de Jimena. Podría llegar a novela si te permites detenerte en los años, esa historia de España no contada, y obvio, aprender a escribir diálogos. Newen
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]