La Fiesta con un tercer casamiento no incluido…
5° capitulo
El Campo, da una tal cantidad de productos que llega a dar gusto. Y no solo de agricultura, sino que hace un aporte interesante a la geografía humana.
Ya llegaba el atardecer de ese día sábado, la gente del fundo y los alrededores se iban acercando a las casas patronales, algunos caminando, otros de a caballo y no faltaba la carreta si la familia era grande, desde la lejanía se olía la carne de lo corderos que emanaba de la parrilla y las mitades asándose lentamente; los compadres, transpiraban con el calor de los carbones hechos brasas y los troncos que coloreaban, en la parrilla, los interiores estaban ya casi listos, así qué, los retiraron del calor y dejaron a la orilla de la parrilla; los cuchillos brillaban con su filo nuevo, platos habían en cantidad, servicios para quien quisiera, de cualquier manera, la mayoría de los hombres cargaban sus cortaplumas, Ahora solo restaba que se iniciara la ceremonia y de ahí a comer, cantar y bailar, pero, todo regado con los mostos de la zona la chicha que hacía lagrimear los ojos con las chispitas gaseosas, vino y chicha había en cantidad, alguien diría por ahí que “había de ambas, tanto como para bañar yeguas” alguien pasó con aguardiente de algún alambique casero.
Juez y Secretario llegaron, se instalaron en la mesa, abrieron el libro de registros y el Código Civil; algunas flores adornaban la mesa, a un lado, una bandera chilena, y, llamaron a los que se casaban, las dos parejas frente al Juez, éste; les preguntó si si, o si, no, obviamente todos dijeron que si y que se unían hasta el fin de los tiempos, les leyeron el Código en la parte referida a la familia, esta como núcleo central de la vida y la sociedad, que tuviesen hijos, pero, no muchos, que uno debería dar sustento y l´otra seguir a su marido a donde fuese a ir, Siempre y cuando no esté en riesgo su vida, que uno provee y l´otra obedece (cosa que los hombres muchas veces creemos que sucede, pero, la realidad es otra diferente) firmaron novios, novias, y los testigos de los novios y de las novias, les entregaron las respectivas libretas en donde anotarán nacimientos y defunciones.
El Juez, habló luego, y habló no solo para los que se casaron, sino, para todos los asistentes: que la cosa de casarse no es fácil, que si bien es un trámite corto, la vida, caramba que se hace larga, que van ha haber momentos en que cada uno llegará pensar si lo hizo bien o mal, que un años más tarde, uno del dúo llegará creer que no estaba todo lo enamorado que creía estar, que llegó una minita nueva a la que está como para pegarse un romance, o, que el Fernando es mejor que mi marido, en fin,( dijo) esto puede suceder a cualquiera y no suceder nunca, que alguno de ambos se crea con el derecho de golpear al otro, pero, que se cuide, si llego a saber que alguien golpeo a alguien, lo pasará muy mal, “yo, junto con defender la ley, soy respetuoso de las tradiciones ancestrales y en particular de la manera de ver la vida que existe en los pueblos originarios, y, los nortinos, del altiplano, los pueblos aymaras inventaron una cosa simpática y sabia, llamada el SIRVIÑACO, ¿En que consiste? Simplemente qué, cuando dos personas se aman y no tienen otras obligaciones sentimentales, y deciden casarse, primero se proponen hacer un periodo de SIRVIÑACO y que no es otra cosa que un matrimonio a prueba, ellos, primero novios, luego los mayores de las familias, llegan a una especie de contrato en el cual se estipula que ambos jóvenes –o no tan jóvenes- deciden compartir casa y cama y alimento durante un periodo determinado, 6 meses, un año, periodo que ambos podrán darse cuenta si son el uno para el otro, o que la cosa no funciona y no va a funcionar, finalizado el plazo de sirviñaco, se reúnen con las familias y dicen si, si, si no, no, si no están de acuerdo se termina el noviazgo y cada uno pa su casita, o se casarán definitivamente en fecha futura. Y es lo mejor ¡O no? (risas de los asistentes y un SIIIIIIIIIII largo) a mí da gusto casar a los jóvenes, pero, me entristece cuando van las mujeres a acusar a sus maridos de que son fiesteros, que se gastan la plata del pago, que las golpean, en fin, ya lo saben ustedes, y si casarse les salió fácil, descasaarse, p´tas que es caro, la única forma que los descasen es que un abogado (cobran caro) compruebe que yo mentí, ahí la justicia dice que no hubo matrimonio y siguen solteros, la vida es larga, más aún para ustedes, así qué, les insto a que cada uno ponga lo necesario para que esto funcione toda su vida, que es lo bello del amor.
Una vez casados y escuchado el Juez, este mismo, da la venia para ir a la cena de celebración, la primera, ya que la segunda será cuando el cura los case religiosamente. Los compadres Raymundo y Eleuterio tienen el asado listo, si hasta han proporcionado la carne para que cada uno tome el trozo que más les guste, como el mismo Ray, eligió los animales para el asado ubicó los corderos mejores, “ya niños, (a servirse grito Luterio) pero, los novios primero, los cuatro casados, tornaron algo de aquí y algo de allá, una de las mujeres que andaban por la cocina, le llevaron unas ensaladas tiernecitas, se sentaron y de a poco se fue llenando las mesas, vino, pebre picantito, y risas, los novios agradecieron la presencia, las novias se veían radiantes, hablaron poco, una de las mujeres que estaban dueñas de la cocina, salió secándose las manos con su delantal y gritó “p´a las cocineras no han llevado ni una gotita e vino, no tenimos ná garganta de lata, y, pa los que quieran, se vinieron a presentar unas gallinas y pollos para que las cocináramos como regalo a los que se casaron, así que, hay una cazuela esperando a quien quiera” (aplausos para las cocineras y junto a eso, copas desfilaron hacia la cocina, cada una se bebió lo suyo y sigueron afanadas terminando la cazuela.
Brindaron por todo, por los novios, por las novias, por los padres de ambos que tan lindos chiquillos trajeron al mundo, por los hijos que van a llegar, por el Juez, no faltó el saludo a las cocineras y los compardres del asado.
Juez y Secretario, se cuchicheaban, miraban a los comensales y sonreían, poco bebían aun, al rato el Secre asintió con la cabeza. Alguien gritó “Que bailen los novios” –aplausos- meh, dijo uno de los novios, bailamos pues, pero….no vals, (uuuuuuuuuuh del público) nó se esa cuestión yo, el otro novio lo respaldó, yo tampoco bailo vals, así si quieren bailamos una cueca (bravoooooo) Sino bailamos guaracha, o un correteado, pero, valse no.
Apareció una guitarra, dos patitas de cueca de cada pareja y se armó la fiesta, el asado se terminó, llevaron los huesos a la cocina, y los asadores se metieron a la mesa a oír y hablar, les sirvieron una cazuelita ya que toda la tarde con el olor a parrillada no había deseo de asado sino la sopita de la cazuela.
La chepita, mujer de don Serafín, le preguntó al Ray. “¿Raymundo, dejaste algunos huesitos grandes p´a dámele gusto?” Si mujer eran 5 corderos, así que son 20 patas y da cada una salen dos huesos largos, ¿“quedaste con hambre mujer? P´ta la mujer guena pal diente.
Se fueron parando los comensales e instalándose bajo el alero de la casa, el Raymundo, mandó traer el charrango y lo pasó a su compadre, la cuncuna (acordeón) también llegó, una pandereta de una hermana evangélica, y un tormento, las vigüelas hacia rato sonaban.
El Juez, antes de que se curaran mandó llamar al Raymundo y al luterio, y se los llevó pa un laito a conversar algo muy serio, según dijo, eso se lo dijo fuerte ya que habían parroquianos que querían saber por que los había mandado llamar, los tres se fueron para un rinconcito, y el juez les dijo “niños, (aun que el juez era como 10 años mayor que los dos, pero, a todos les decía niños) estuvimos hablando con el secretario. (se llama secretario, por que me guarda los secretos) y nos dijimos que dos casamientos eran poco pa tanta comida, así que queremos casar a otro par, pero, solo una broma, mañana, cuando despierten, romperemos el acta, la qué haremos en una papel de cuaderno”
¿Y pa que será que nos llama a nosotros dos?
- Ustedes conocen a todos los de acá, o NO
- Si Juez
- Entonces ayúdennos, ¿dos solterones?
- Ah, por ahí va aclarándose – dice Eleuterio.
- ¿pero de verdad es broma Juez? – otra vez el Ray
- Si hombre, si el scretario anda buscando papel, de ese que usamos en el juzgado.
Se rasca la cabeza el par de compadres, ríen por bajito, El Chamelo, dice Rey.
- El Rosamel, si, buena elección, tercia el Juez
- La Ernestina, de allá del Bajo de Lo Peña, dicen que ella dice que no se casará,
- Yo la convenzo. Dice Usía
La Ernestina, vive sola por allá, unos varios cerros al sur, se cuenta que siendo jovencita alguien la violó, nadie sabe, pero quedó mal, y, si un hombre se le acerca ella teme le hagan algún daño nuevamente, por ello se quedó sola. Sus mayores se fueron a otra dimensión y quedó en la casa cuidando huerta y animales, alguna mujer de por allí, ha oído a la Titina decir qué le gustará encontrar un buen hombre. Cultiva las mejores rosas de esos lados, no se pierde casorio, aprovecha esos instantes de revivir, reír y hasta se da el lujo de bailar, pero, no acepta le acerquen la boca a su cara y menos al cuello, patea de inmediato. Buena persona con sus vecinos del fundo.
El Chamelo (Rosamel) más de 35 ya, y sin mujer, hombre reservado, de pocas palabras, sus hermanos emigraron a la ciudad una vez que los padres se marcharon de este valle de penas.
Una vez acordada la conspiración, el juez llama al Chamelo ya la titina, y les dice…Niños… ¿Qué será? Pregunta la mujer… ¿Se quieren casar? AHHHHHHh, hablan ambos a dúo, Miren, (piensa como convencerlos) miren, cuando con el secretario venimos a casar acá o a otros fundos, siempre si las parejas son menos de tres, puchas duran poco, a los mas dos años y se separan, por ello necesitamos casar a otra pareja, pero, aunque sea de mentira, el Secre, anda buscando un libro, para anotar, que no es él que tenemos acá con los nombres de los novios. Y como ustedes son solteros y se conocen, les queremos hacer la ceremonia y mañana que es otro día, estarán solteros nuevamente, Ahhhh, y me olvidaba decirles que el cuidador ño Vite y su mujer, están preparando una habitación con cama y sabanas limpiecitas, si ustedes quieren, más tarde hasta se pueden ir a la habitación y como saben si el otro años no se casan de verdad.
Juez. (Habla Chamelo) yo, si es como usted dice, toy diacuerdo, y a lo mejor, más rato, quiere acompañarme la Ernestina.
¿Y de verdad es broma Juez?, ¿Y es para que no les vaya mal a los niños que se casaron hoy?
Si, niña.
Ustedes entenderán que, no es fácil convencer de tamaña cosa, pero, el juez tiene facilidad de lograr sus propósitos desproporcionados, y a esa hora de la fiesta y habiéndose acabado ya un par de chuicos de tinto, todos, cual mas cual menos, anda contentito, el chamelo y la Ernestina no eran la excepción, el Juez llama al Secretario y les dice que les muestre el libro, éste andaba preparado y muestra un libro de actas de algún club deportivo, Raymundo, les lee algo de lo que dice y finalmente aceptan.
Despejan una mesa colocan los libros y el Código, El Juez llama a todos, y les dice que se va a realizar otro casamiento, llama a los nuevos novios, y se realiza le ceremonia, lo mismo que anteriormente, ahora mas alegre si, menos tensa, abrazos y brindis por los novios, (la mujer del cuidador con otra pasan con un juego de sabanas y entran el la ultima habitación, preparan la cama y les dejan un paquete de fósforos y en la palmatoria una vela entera.
Bailan, una guaracha, “El piojo y la chinche que se querían” casar al mismísimo estilo del temuquense René Hinostroza, la Ernestina era unos 12 años menor que en Rosamel, así que l compadre Raymundo, empieza…
“al guey viejo, pasto tierno,
Y pal chamelo,
Un pedacito del pecho
Y el otro de la entrepierna”
Y vamos cantando, por allí sale el Eleuterio, (como digo al estilo del Hinostroza,
Pregunta
¿Cómo están las vacas?
Unas gordas y otras flacas
¿Y el toro Goloso?
Cada día más hermoso.

Y vienen canciones mexicanas y guarachas y cumbias y cuecas, hasta que se pierden los casados de última función, antes si, a la Ernestina el Raymundo le preparó un vaso de chichón, con vino pipeño de Portezuelo y chicha vaya de la zona, le agregó un vasito de aguardiente de uva de unos 55°, ella se fue por lo dulcecito, pal, chamelo, un chuflay en una potrillo de 1 litro, así que ambos novios, medios con la caña fueron a la habitación, y la chiquilla, iba alegre.
Como uno que le ponía color a la fiesta era Raymundo, tomó la pandereta y empezó a cuequear.

“a la una a las dos a las tres
Ya la diuca empezaba a cantar
Y el chamelo de la palmatoria
La vela no podía sacar”
Risa de la gente, pocos bailaban, a los mas algún valsesito o una ranchera suavecita, algunas mujeres que andaban con marido y niños se llevaron los chiquillos dejando a sus maridos ahí, ya que sabían que era de tiro largo y ahí iban a estar hasta las 8 o 9 de la mañana. Raymundo verseaba y su compadre Luterio rascaba el charrango.

“Y pa llegar más temprano
Tomamos camino e tierra
Fue tanto el polvo que echamos
Que quedó la polvaera”

Y, con vigüela, charrango, acordeón y tormento la fiesta estaba en lo mejor.
Adivinanza, dice el raymundo.

“Gordo lo tengo, más lo quisiera, que entre las piernas no me cupiera…”
Todo risa, “mal pensaos los huasos y las huasas, dice, si es el caballo.
Y sigue…. Como a eso de las 7 de la mañana, el Juez, habla a su secretario para irse ya, medio dormido y con el frió de la mañana, el secretario… toma el libro, y se da un palmazo en la frente…. ¡Chuchasssssssssss! ¿Qué pasa? dice el juez
--Mire… ¿Qué pasó? ¡huyyyyyyyyy! El Juez, la cagamos.
-- ¿El libro bueno? El secre asiente con la cabeza, el libro de actas parece que lo tomo algún niño y cayó al suelo.
¡O sea que casamos de verdad a los huasos! Si Juez.



Tormento.- instrumento hecho de una caja de madera a la cual por bajo le han colocado tapas de botellas de bebidas y que suena más que una pandereta
Vigüela.- cogote de yegua o simplemente guitarra
Charrango, una tabla de unas 8 pulgadas a la que se le han colocado cuerdas de acero, dos botellas de vidrio hacen de resonancia, se toca, con una especie de manopla, a la que se la ha enrollado alambre de acero, sirve de acompañamiento en la cueca u otro baile del folclore.
Dámele gusto.- Normalmente uno de los huesos de las piernas de los animales, que una vez que se le ha sacado la carne, es colocada para dar sabor a las sopas cuando la Francia está pobre, incluso se cuenta de gente que mandaba a la casa mas cercana a pedir prestado el dámele gusto. (No lo he visto nunca si) pero, si, el hueso existió.
Chichón.- mezcla de vino pipeño (nuevo) y chicha dulce, con algo de aguardiente, putas que cura lindo
Chuflay.- mezcla de aguardiente de uva con papaya (bebida gaseosa)
Andar con la caña. Estar borracho.