En mi cultura y tradiciones existe una gran devoción, y así la he sentido siempre, hacia el árbol y la piedra, alrededor de los cuales danzan las hadas, los gnomos, los druidas y también las almas y otros seres del más allá.
Las tradiciones nos enseñan a saber escuchar el rumor del árbol y sus alianzas con los pájaros, a sentir el palpitar de las piedras horadadas por el tiempo y el agua, a leer los mensajes que en sus poros deja la memoria del tiempo, a aprender a resistir como ellas, incombustibles, a ese fuego que la tierra guarda en su averno secreto.
La bóveda celeste sobrevuela y recoge las pulsaciones de la naturaleza cuando reina el silencio y los hombres dormimos. Todas las tradiciones del mundo, leyendas, etimologías, mitologías relacionan el Cosmos hasta con la más minúscula partícula terrestre. Como si existiera un doble de todo, arriba y abajo. Incluso, a veces, determinados lunares del cuerpo y su posición en nuestra piel, reproducen constelaciones de estrellas ¿Lo habíais observado?.
Hay que recuperar el recuerdo y el espléndido legado de nuestros antepasados y hacer revivir toda la belleza y la fuerza de los antiguos mitos, para no perder el sentido y devolverle a la vida la naturaleza y la frescura originales.
Pero centrémonos en las divinidades acuáticas. En la antigua Galia, la diosa madre recibía el nombre de Anna y algunos estudiosos creen que todas estas divinidades proceden en realidad de la diosa Diana.
En Asturias estas ninfas, que acostumbran a peinarse con peine de oro, que son dueñas del ganado y de tesoros viven encantadas en algún lugar con agua junto al charco de nuestro bohemio“Sapo” y también en las rocas marinas de nuestra “anémona”; otras se suben encima de un islote o Islero y reciben el nombre de Xanas. En algunos lugares, como en la Sierra I Tixiu en Urbiés (Mieres), las llaman Xinxana (como nuestra Pachamama Susana).
Las Xanas son especialistas, como nuestro querido Doctor de “Pedro y Mariposa” en curar los males del cuerpo y dominan todas las plantas medicinales. En Currés de Maces (Piloña), la Xana decía a los pastores:
“Pon llanzuela y quita llanzuela, que criarás carne nueva” Refiriéndose al empleo de la llanzuela (plantago lencelota) para curar heridas.
En las noches de luna llena se pasean por el “Sendero” que lleva a la casita revolucionando helechos y petunias. Se las puede ver en algún claro del bosque disponiendo de sus riquezas, custodiadas siempre por Lobos Azules, que son en realidad “trasgus” (duendes muy comunes en Asturias, que se divierten con recónditos “recursos” haciendo desaparecer y aparecer musas y musos).
En el País Vasco las llaman Ana Mari (como anapolar y arianna), tienen la apariencia de mujeres jóvenes, de gran belleza, con cabellera larga. En Bolivia, al parecer, -según me cuenta Meci – ascendieron al firmamento y dejaron en la Osa Mayor y la Osa Menor todos los animales representados en las constelaciones.
Desde la más remota antigüedad, en el Reino de Jacobacci, recibían el nombre de Hada Melusina, porque eran capaces de viajar al otro confín del mundo, con solo desearlo, transformándose en animales.
En las costas mexicanas de Cancún, estas Ondinas aparecen como madres de linajes. Ese es el caso del nombre Borarje, que viene de una Xana que se casó con un joven, para sí tener alguna divinidad en su descendencia.
Hay Xanas que se convierten en serpientes la noche de San Juan imponiendo a su marido la condición de no ser sorprendida durante el baño, puesto que recuperaba su aspecto natural de serpiente (eso me lo contó Reina Selva). Otras se transformaban en cuélebres y exigian tres besos para desencantarlas ¿Quién se atreve, -dijo Gabrielly?. Y Albertoccarles, Juanrojo y Mariog, Amadeo, Olivera, Moebiux, Barrasis y Barrasus se disputaron los besos y aún sigue la lid de esta diputa.
Para tener derecho a consultar a las Xanas hay que ser, mediterránea como “monilili” o marinero como “mac”. Y él fue, precisamente, quien con Carlo22, dueño del tesoro de los cuentos mágicos, me contó esta historia, que no es leyenda, como puede comprobar nuestro amigo “Nomecreoná”.
En un país de cuento, llamado Vegadeo (consulten la web de Internet) existe una fuente que se llama “La Fuente de la Ilusión”. Allí, desde el nacimiento del pueblo, fueron siempre a pasear los paisanos, por entre la vereda de los ríos Suarón y Monjardín.
Entre el rumor de los ríos, dejándose casi caer de la ladera del monte Silvela , refugiada entre abedules y castaños, brota de la piedra el caño de esta fuente. Una Xana, traviesa, que no esperaba la noche para peinar sus cabellos, salió del bosque a vigilar a los que se acercaban a su fuente, y embelesada, escuchó los cantos enamorados de Fatamorgana, Lionel, Ignacia y Gatelgto (porque esos cantos de amor, han existido siempre). Esperó a que la luna irradiara toda su luz y convocó a todas las divinidades del bosque. Esa noche la musa Urania convocó una rueda astronómica de estrellas fugaces que giraron, dejando caer un polvo encantado en la piedra de la fuente. Mientras la luz de la luna fue disminuyendo en intensidad, dejando la noche iluminada por esa concentración de hados.
Así dicen los lugareños que pasó: una Xana enamorada del amor, quiso llenar de sueños los corazones que de ella bebían, y encantó el agua de la fuente, para que al beber pudieran vivir de la ilusión eternamente. Por eso es conocida por todos los habitantes de este pueblo como “La Fuente de la Ilusión”.
Nota: La fuente de la Ilusión se encuentra en el límite entre Asturias y Galicia, en un pueblecito llamado Vegadeo (Vega del Eo. Río que une estas dos Comunidades)
|