Llueve,
algo se rompió allá arriba,
a cántaros se me vienen encima
gotas milenarias,
cada una con su secreto,
con su afán perverso
de dejarme estilando
hasta el alma.

Abro el paraguas,
intento soslayar el vendaval,
lo despliego con fuerzas,
el artificio majestuoso,
sale disparado por los aires,
sobrevuela el diluvio,
pareciera jactarse de su plusvalía,
de paraguas a pájaro negro
que se eleva en la noche
cual lóbrego volantín.

Me quedo extático,
mojado hasta el tuétano,
contemplando mis sueños,
que viajan junto al paraguas
quizás hacia donde…