Ilustre… así te veo, ilustrado, incrustado y sosegado por el temor que traspasa las venas de tu camisa rayada de locura.
Con el bastón y el sombrero de chaperon chasqueando los dedos, comiendo tus uñas y dibujando corazones con el humo del cigarro.

Observo… ilustrada, sosegada e incrustada contra
el vidrio del mugriento bar, donde suben por mi falda cucarachas negras con dedos enguantados
y olor a ron barato.

Tu entrepierna que habla con muecas graciosas,
esperando el rechinar de dientes sobre mi vaso.
Y las notas del piano... distendidas, atendidas y desafinadas como yo, como vos, como nosotros.