Hola mi bebe.
Te voy a contar un secreto… pero es un secreto, secreto, de esos que no puede saber nadie más.
Hace muchos años, tantos que ni tu abuelo sabe cuántos, existía un hombre de barbas blancas, sonrisa fácil y mirada serena, que se pasaba las horas mirando el mar, con unas hojas y unas tintas sobre la arena.
Ese hombre, inteligente, profundo en su pensar, tenía un nombre y un secreto… el secreto, ahora te voy a contar: pasaban los años y no podía morir; pasaban las vidas de gentes y gentes, pero él seguía viejo, arrugado, canoso… y vivo, con sus hojas y su escritura sobre la arena del mar... El nombre de ese hombre, ese es otro secreto: Anónimo lo llamaron mucho antes de que naciera.
Y aunque no lo creas, hay algo más, el hombre que te hablo está allí, en la cocina, preparando tu mamadera. Si, adivinaste, es tu abuelo el anónimo que nadie conoce, pero que muchos admiran y respetan.
Así que ya sabes, cuando crezcas y leas un cuento, un libro o un poema que diga “autor: Anónimo”, corre a contarle a tu viejo abuelo y si sonríe, sabrás que es algo que él escribió alguna vez, sentado sobre la arena.
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