Marea alta parte 13
Pasaron los días y me di cuenta que para mí era más sencillo apreciar las pequeñas cosas como el atardecer, el viento y las melodías de las cigarras. Empecé a vivir cada día de mi vida como si fuera el último. Cuida de ti misma eran las palabras que él siempre me decía cuando él sabía que me sentía mal y estaba pensando por uno de esos momentos en lo que me quería morir. El trabajo y la falta de una vida afectiva seguían, sin embargo poco a poco mi potencial para ser feliz crecía y se desarrollaba a diario. Me volví más creativa y descubrir que era fácil disfrutar de un día estupendo.
Los días pasaron y las cosas iban muy bien aunque a veces me sentía mal siempre estuvo ahí Víctor para apoyarme. Un sábado por la mañana me levanté y me miré al espejo, no sé si era la hermosa mañana pero vi al espejo, y vi una bella mujer. Tomé mi maquillaje y me di una arregladita, despertó Víctor y ya tenía puesta la mesa afuera en la playa.
-hola – dije muy animada
- se ve muy apetitoso. – dijo él.
-espero que te guste – en la mesa se podía ver unos hot cakes, pensé en hacer unos para mí. Al principio me reúse por eso del peso. Pero al fin eché la mezcla al sartén y terminé por servirlos en mi plato.
-siéntate – dijo el – ayer no llegaste muy contenta, casi no cenaste. ¿Qué paso?
-… nada.
-anda, dime. ¿Qué pasa?
-ayer entregue un informe incorrecto, me sentí mal porque por ese error mío todos se atrasaron con su trabajo. Creo que ya no soy eficiente. Ni en la casa soy lo suficientemente buena.
-cuando piensas que no eres lo bastante buena o no te mereces nada. No solo te perjudicas a ti misma. Sino también a las personas que te rodean. Eres muy capaz de hacer las cosas. Solo es cuestión de que te tengas confianza. – dice el, entonces sentí que algo me oprimía la boca del estómago era cálido, sobre natural y maravilloso a la vez. Por un momento deje que los viejos sentimientos salieran de mí.
Seguimos mucho tiempo juntos, viajamos, comimos, platicamos, nos enojamos, dormimos juntos, estábamos bien. Nunca formalizamos nuestra relación él sabía perfectamente que en cualquier momento él podía irse. Las cosas estaban equilibradas y lo que nos hacía falta llegó, y de pronto las vida nos cambió, pensé que la vida ya me había dado todas las sorpresas, pero no. Faltaba algo.
Eran vacaciones y recuerdo que el martes nos fuimos a un bazar cerca de la tienda de supermercado en donde trabajo. Hacia demasiado calor y sudaba como loca lo peor de todo es que no traíamos agua. Nos metimos a una tienda a comprar una botella de agua hacia más calor adentro de la tienda. Me salí, al pararme a un lado de la tienda escuche un ruido extraño, bastante extraño, se escuchaba un lloriqueo, parecía un bebe. Cuando empecé a detectar el ruido con cuidado, Víctor salió con el par de botellas.
-toma – dijo el dándome una botella. - ¿Qué te pasa?
-¿oyes? – le dije.
-¿qué?
-¿es el llanto de una bebe? – pregunté muy confusa, en aquel pasillo entró Víctor y entre cajas pudimos ver un bulto, lo tomó y me lo dio en brazos. No era necesario que el color de la esponjosa manta me indicara que se trataba de una niña
-es una…. Niña… ¿Qué hacemos? – dijo él.
-pues, entra al pasillo para ver si se encuentra alguien. – le dije a vítor, el busco entre los escombros pero nadie se asomaba tal perece que la bebe fue abandonada.
-vamos a llevarla a la casa – dijo él.
Nos atravesamos la calle para pasar a la playa donde caminamos hasta llegar a casa, durante todo el camino no dejé de ver su rostro lleno de dulzura y de bondad, Víctor no dejaba de mirarme, me abrazaba y en ocasiones la cargaba porque para mí es algo nuevo esto de cargar a un bebe y menos en un suelo tan inestable como lo es la arena. Llegamos a casa y la puse en la cama le quité la esponjosa manta rosada y pude ver una ropa de bebe recién nacido. La hice para atrás para ponerle su delicada cabecita en la almohada. Víctor de ofreció a ir a comprar algo para que la niña comiera. Mientras Víctor iba en busca del alimento yo no podía dejar de ver los labios perfectos, y sus manitas todavía cerradas, su olor era perfecto. Era tanta mi admiración que no escuche cuando Víctor llegó y como desesperado preparó un biberón que le vendieron en la tienda.
-oye, ten dale el biberón - dijo él.
-¿cómo? … Perdón es que estaba admirando su hermoso rostro.
-ten, dale su biberón tal vez tenga hambre.
Le puse el biberón en su boca y sin llorar abrió sus labios y bebió de la formula. Los dos estábamos admirando lo hermosa que es. Me quedé dormida con la niña en brazos en mi cama. Víctor prendió mi computadora para ver si había algún informe de una bebe extraviada pero no encontró nada. Por la madrugada la bebe se encontraba en medio de la cama, estaba llorando me levanté y cuando la cargue dejó de llorar, la bebe sacaba un dulce aroma. Víctor se despertó y me abrazó por atrás y las palabras que el pronunció nos cambiaron la vida por completo, dijo “vamos a adoptarla” di la media vuelta y lo meré a los ojos, una lagrima se dejó caer igual que el expresó lo mismo que yo. Al día siguiente pedimos asesoría de una persona que fue muy amable con nosotros nos ayudó para que pudiéramos adoptar a la bebe.
Los días pasaron y la niña se tuvo que ir a un lugar en lo que el proceso se llevaba a cabo. Después de algunos meses, la bebe crecía y nos dejaban verla. Mientras pasaba eso nos fuimos al restaurant donde esa noche por primera vez hicimos el amor. Recuerdo que él se desapareció de entre la gente, de pronto lo vi en el escenario, tomó el micrófono y me dedicó una canción. Víctor proclamaba su amor por mí ante un centenar de extraños y me sentí alagada, sentía que brillaba bajo la luna solida luz de los focos del escenario y mi corazón se hinchó de orgullo.
Continuara…
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