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La Laguna o Comarca Lagunera es el nombre dado a la zona metropolitana localizada entre los márgenes del Rio Nazas, conformada por las ciudades de Torreón (del Estado de Coahuila), Gómez Palacio y Ciudad Lerdo (ambas del Estado de Durango), es la novena zona metropolitana más poblada de México. La Laguna es considerada una de las conurbaciones jóvenes y de mayor crecimiento en México. Esta zona se caracteriza por sus limitados recursos hídricos y su clima seco, con un calor infernal en los últimos días de mayo, mes en el que transcurre nuestra historia, específicamente en Torreón la ciudad con más habitantes.
El abuelo, médico militar retirado de 73 años, y la abuela de 64 primaveras, ambos acompañados de su linda nieta, adolescente de 17 años, habían salido ese sábado en la tarde a cenar pizzas. Llegaban felices a la casa, con clima acondicionado, a descansar del calor. A los escasos minutos de su arribo suena el teléfono, la abuela como es su costumbre de inmediato descuelga la bocina y se le oye decir: “¡no me digas! En un momento estoy contigo”. El abuelo sorprendido pregunta: “¿qué pasó?” “Acaban de asaltar a nuestro hijo y le robaron el carro”, fue la respuesta.

Todavía seguirás burlándote de tu compañero que se birló una camioneta de lujo a una vieja apretada, eso sí muy gritona, pero se chingó, hasta un guamazo recibió por mitotera. A tu compañero de andanzas le gustó el vehículo y se puso a usarlo sin cambiarle placas y menos la pintura. Cuando se le ocurrió ir al centro comercial de lujo “Galerías”. Por ahí andaba la dueña que de inmediato se comunicó por celular con la policía al teléfono de emergencias. Sorpresa que se llevó la mentada señora, al poco rato recibió un llamado a su teléfono donde le mentaban la madre y la amenazaban con matar a sus hijos al cabo ya sabían donde vivía. Eso y más se mereció la pinche vieja por no saber respetar y andar de chismosa y “arguendera”. No cabe duda que los jefes son chingones y están bien organizados. A tu compañero lo pusieron como “Dios puso al perico” por pendejo, de inmediato se mandó a pintar la camioneta y se le quitaron las placas.
En cambio tú, estarás satisfecho de tus actividades en este día, fácil manera de ganar unos centavos, eso sí, tendrás que “echarle güevos”. Acariciarás tu pistola 38 súper, que te ha sido tan útil. Sonreirás al recordar la cara de “what” que puso el chavo cuando le afanaste su VW Derby con el método que ya tendrás tan ensayado. Tu amigo y tú esperaron a que el cabrón saliera de la tienda “OXXO” con sus compras, iba vestido con un short y una camiseta y pantuflas, muy de verano. Cuando se sentó frente al volante, antes de que encendiera el motor, tú te apareciste y cortando cartucho le apuntaste la pistola a la cabeza. ¡Pobre pendejo!, si hubiera sabido que no había bala en la recámara del arma. Consejo que te dio el jefe para que no se escapara un disparo con los líos consecuentes. Y al grito de “bájate del carro cabrón”, ya todo fue fácil, muerto de miedo salió del coche y tú le quitaste además el dinero, un celular, unas pinches llaves que para nada te servirían pero había que bajárselas. Total que todo salió bien y ahí afuera de la tienda se quedó el pobre güey. Es más fácil y práctico asaltar automovilistas solitarios, se gana más y no se batalla para abrir puertas y echar a andar el motor en carros estacionados.
No te explicarás el porqué te han pedido que roben estos pinches carros compactos, en lugar de carros de lujo de más valor o las camionetas que las viejas cursis disque de la alta sociedad utilizan, pero no, tus patrones no escucharán razones y la orden estará vigente, carros compactos de cuatro puertas. ¿Para qué? Quién sabe.

Desde adolescente me he sentido orgulloso de mi carrera en el Ejército Mexicano, donde me recibí con mucho éxito de Mayor Médico Cirujano. El tiempo, que lo único que sabe es añadir años, pasó sin sentir hasta que llego mi hora de retiro y con él mi jubilación, ahora sí, en mis años dorados a disfrutar del descanso que durante mucho tiempo me fue negado, viajar y disfrutar del ocio bien planeado.
Me sorprendió que a mi hijo menor, el soltero, le robaran su carro VW Derby del año 2005, ya con ocho años de antigüedad. De verdad creí que sólo se robaban los automóviles de mucho costo. Vaya cosas que hay en la vida. Lo peor del caso es que fue con lujo de fuerza siendo encañonado con una pistola, eran dos individuos de 30 a 40 años, en la flor de la edad que en lugar de trabajar honradamente andaban de facinerosos. Desde luego el carro lo tenía asegurado. Pero deben ver las vueltas burocráticas del seguro, papeles por aquí, papeles por allá, copia certificado de la demanda en el ministerio público. En fin un verdadero calvario y lo que es peor valorado en una ínfima cantidad que van a pagar y el 10% de esa cantidad uno debe cubrirla, es el deducible.
Con mi grado militar aunque en retiro, siempre consideré que tenía influencias. Además vi un artículo en el periódico local El Siglo de Torreón: “Vehículos robados en Torreón eran usados como taxis en Acuña”. Acuña es una ciudad fronteriza del Estado de Coahuila y lo más importante era que habían recuperado 16 vehículos. Así que solicite ver al general comandante de la Zona Militar situada en Torreón, Además es el jefe del operativo “Laguna Segura” estando bajo su mando los militares y las diferentes policías. Hable a la comandancia para sacar cita y desde luego por ser mayor retirado no me la podían negar, pero me dio mala espina el modo como me trataron por teléfono.
Con puntualidad militar a las 08:00 horas me presente uniformado (por fortuna el uniforme aún me queda) en la comandancia militar. Me pasaron a un pequeñísimo cuarto sin ventilación y de mal modo un sargento me dijo que ahí esperara. En una incómoda silla de las dos que había en el lugar me di cuenta de lo lento que pasa el tiempo algunas veces.
Después de 5 larguísimas horas se presentó un capitán segundo que me dijo que era ayudante en la comandancia. Ni siquiera habían mandado a un militar con mi mismo grado: mayor.
—Doctor, perdone la tardanza pero tenemos mucho trabajo —dijo con rapidez el capitán segundo de infantería y se quedó de pie—, mi general comandante me envió para atenderlo, dígame en que podemos servirlo.
No me pasó desapercibido que me trató de doctor, no con mi grado militar como sería lo correcto. Me puse de pie y haciendo de tripas corazón le conté lo del robo del auto y pedía que por intermedio de ellos pudiera recuperarlo.
—Mire doctor, yo aprecio mucho a los médicos militares ya que me han ayudado mucho con mis hijos, así que le voy a hablar derecho, sin darle evasivas o falsas esperanzas. Dese de santos que a su hijo no le pasó nada, los bienes materiales van y vienen, lo importante es la vida humana.
Esta larga parrafada lo dijo con voz tranquila y con una pizca de humanidad, por lo que me dio confianza y le pregunté:
— ¿Quiere decir que ya perdí el coche? ¿Y qué, con los que recuperaron en Acuña?
—Doctor, lo que le voy a decir que quede entre nosotros, por favor —bajó el tono de voz el militar y continuó—, por desgracia todo está arreglado. La plaza de Torreón está vendida al cártel de los zetas, antes era al cártel del golfo, estos son los que se robaron los carros para usarlos como taxis en Acuña. Y para dar un golpe publicitario se recuperaron los 16 vehículos que vienen mencionados en el artículo que usted me muestra. Dos pájaros de un tiro, se le da en la madre al cártel del golfo y se queda bien con la comunidad.
— ¿Quiere decir que todos están en el ajo, las policías, los militares, los agentes del ministerio?
—Todos —fue la triste respuesta.
— ¿Y por qué carros de poco valor como el de mi hijo?
—Porque es un negocio muy redituable, como son de poco valor como usted bien dice, casi nadie, sólo usted, protestan. Estos vehículos compactos de cuatro puertas son muy útiles como taxis en diferentes ciudades.

Al anciano médico militar en retiro le esperaba otra sorpresa al llegar a su casa, decepcionado, se quitó el uniforme con la firme idea de quemarlo, se sirvió un benéfico trago de whisky y mientras lo saboreaba con fruición su cara mitad le dijo:
—Nosotros tenemos dos coches, uno tú y otro yo, y nuestro hijo necesita moverse por su trabajo, así que le di tu carro.
— ¡Achís! ¿Y yo andaré sin vehículo?
—Tú ya estás viejo y la verdad no necesitas un automóvil. Si acaso llegas a necesitarlo yo te prestaré el mío. Pero eso sí me lo cuidas porque eres muy descuidado. Conste.
Con ganas de mandar a la chingada a su vieja, el doctor se quedó callado, dando el silencio por respuesta. Bien sabía que a estas alturas del partido un viejo por desgracia…

Texto agregado el 29-05-2013, y leído por 217 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
29-05-2013 La corrupción se mete de a poco en la sociedad y, cuando se decide eliminarla, es sumamente difícil, por no decir imposible. Y lo peor es la corrupción de la autoridad. simasima
29-05-2013 Ayyy amigo, hace tres semanas se robaron mi auto... las autoridades, bien gracias. como dijo el militar, las cosas materiales van y vienen. Cinco aullidos P.D. Mi auto era un taxi y se lo robaron en el centro comercial Galerias... tal vez ahorita esta en la laguna. yar
29-05-2013 Qué bien describes cómo se organizan los criminales en contubernio con las autoridades. Lo de las aseguradoras no tiene desperdicio. Los que venden el seguro son la gente más amable y simpática del mundo, pero si se tiene la desgracia de un incidente, los ajustadores son… A una mamá lo que le interesa es su hijo, el marido vale madre. Presumimos de influyentes, pero… terryloki
 
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