…Y aquellas manos ya no fueron más el único refugio. Con la tarde, se esfumó la creencia de que solo existe un amanecer. Me vi de pronto atraída por horizontes nunca vistos y emprendí mi viaje por caminos solo existentes en mi imaginación.
Pero bajo mis pies, la tierra era solida, realmente caminaba . No sé cuantos caminos recorrí, cuantas aguas bebí, cuantos soles mire, cuanta hierba pise…
Al llegar la noche, arrimé el hombro a la primera sombra y tomé la mano que se me tendía, no pregunté nada, no di nombre ni pedí nada a cambio.
El sol tendió su manto dorado sobre el amanecer del día siguiente y desperté desnuda y cálida, feliz, desembriagada, rodeada de otros brazos.
Y fui del mar al sol, del sol al sur, del sur al viento, de la nada a la flor. Supe con cada toque que el amor es el mismo y es distinto.
Le confesé a la luna mis dudas sobre el tiempo, y comprendí que el tiempo solo existe en el hombre. Caminos y destinos son igualmente ciertos, si el corazón te invita a caminar.
No regresé
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