No pudiste dejarlo… ¿cierto?,
los vicios herméticos.
Hablemos de las palabras dichas,
de las ironías y los sarcasmos,
de las promesas rotas,
y no te preocupes,
esto es un simulacro,
como aquel ratonoide que pensaste no te iba a dejar,
… y se fue.
Año tras año viviendo en el espejismo,
convenciendo al resto de la artimaña,
a bordo del navío prohibido.
Año tras año en la flota maldita,
surcando las aguas violentas,
escondiéndote y admirando,
sintiendo la sal y el oleaje que solo aquí se da,
ese viento inconforme en tu rostro,
aun protegida en la flota rumbo al desastre.
En estos mares del olvido está la libertad reacia,
… indomable,
la que golpea sin piedad,
con la espuma de los recuerdos candentes.
“¿Qué Haces?...
aquí no hay amigos…” advirtió un capitán,
“solo hay olas gigantes y desolación,
¡vete!,
aquí las tormentas duran años… años”.
Y no pudiste dejarlo… ¿cierto?,
el vicio hermético.
Pero no te preocupes,
ahora entiendo,
porque esto es una imagen anónima,
… un simulacro.
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