CONFESIONES
Nunca he podido ser de una sola mujer,
me gusta navegar en aguas tempestuosas,
y aunque soy consciente de que puedo perecer,
no he podido abandonar tales cosas.
Soy como un ciervo encerrado en la trampa,
a merced de la certera flecha de Cupido,
con sólo ver de una mujer su estampa,
Rendido termino sangrando y malherido.
Vivo a diario batallando en lides de amor,
preso y atado por la magia de unos ojos,
pero pese a todo ese dolor,
ante una mujer siempre estoy de hinojos.
Es la mía una historia larga,
llena de amores,desencuentros,despedidas,
pero mi vida es más dulce que amarga,
a pesar de tan profundas heridas.
Sin remedio a la mujer estoy ligado,
cautivo de su hechizo y de su encanto,
y es por eso que vivo doblegado,
como quien oyó de una sirena el canto.
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