Caminaré sin pensamientos por esa senda de rastros perdidos, no soñare ni dormiré, tratare de hacer una canción que llegue a ese confín de ilusiones perdidas.
El país de la magia existe, así allí quiero llegar. Escribir una carta extendida en el cielo azul, que no te impida leerla, así sabrás que el mundo es grande, pero hay fines que lo hacen pequeño.
En el mar formare una ola, y en su cresta una empalizada que abarque todas las orillas marinas. Así miraras y escucharas la naturaleza que sabe decir lo que yo no supe.
Sobre la arena dejare mis horas, mis días, y mis años. En cada caracola se instalara la historia que navegara los ríos y mares.
En la tierra bendita que es mía, como lo es todo lo que al nacer me legaron quienes que me dieron la vida, también dejare un poema que acaricie cada momento futuro. Flores de colores, picaflores exitosos que las besaran, y regresaran para amarlas más, mariposas rosadas y muchas especies naturales, embelleciendo la vida del planeta más hermoso.
Jugare con el viento, haré que un tornado poderoso llegue al mismo estado donde quedo mi esperanza y la deshaga, formando un nuevo espacio creativo ceñido a un collar de sueños nacarados. Hablare con la brisa para que me acaricie cuando me vea llorar, y en sus alas me lleve a volar.
Mirare las estrellas, y en cada una de ellas habrá una letra que mágicamente se convertirá en mi libro estelar. Nadie podrá dejar de leerlo jamás. Con la luna haré un pacto celestial. Quiero que me acompañe mientras cruzo la línea del horizonte, así su belleza se impregna en mi piel. Y algún día pueda subir a su encuentro para dejar entre múltiples estrellas mi firma y mi esencia, al otro lado del mundo.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI. |