Rufino
Rufino había llegado hacía poco.
Su esposa Gloria demoró toda la mañana preparando el almuerzo, cosa dificil considerando la escasa dotación de dinero que le dejaba su marido, asi que desde que se levantaba, tenía que verselas para prepararle un menú digno del "Ritz", y atender a sus tres hijos con el desayuno, en aseo de la casa que para variar, que de acuerdo a los gustos del "Patron" tenía que ser grande, las tareas escolares de los chicos y todavía el maldito almuerzo.
El Patron.
Ni se imaginaba Rufino los motes y sobrenombres que a sus espaldas en la clandestinidad de la cocina le endosaba su esposa y sus hijos. No los podemos culpar, pues si bien no era la manera quizas mas correcta, era la unica que se les ocurría para desahogarse de la opresiva y marcial forma de quererlos del patriarca familiar que era Rufino.
Rufino, no era tampoco un hombre inculto. Cursó ingeniería y salió con honores, pero eso no garantiza la calidad de persona que se es, y Rufino trataba mal a su projimo, quien quiera que fuera, y solo se frenaba en algo con sus superiores. Eso le habia costado caro muchas veces, y la última había sido hacía apenas una semana. Tuvo un encontrón con un capataz muy querido por su obreros, y si bien Rufino tenía razon en lo técnico, resulta que al pobre hombre lo humilló delante de su gente, y estos lo hubieran golpeado, como tantas otras veces pero a alguien se le ocurrió algo mejor esa vez; lo grabaron y presentaron la evidencia a la junta directiva.
¿El resultado? hace casi una semana que busca trabajo, aunque ya tiene tres prospectos listos, aparte de unos negocios independientes.
Rufino se sentó a la mesa, solo como siempre, y Gloria le sirvió el plato de entrada: sopa.
Gloria lo miraba y recordaba como su familia se dividió cuando se comprometió con él. Fue una division en la que ninguna de las partes quedó de parte de ella, y lo peor es que él inició la discordia.
-¡¡Estos malditos críos siempre dejan todos sus juguetes regados por todas partes!! (en realidad era solo un lapiz grafito de uno de ellos que hacía la tarea y lo olvidó con el apuro de arrancar). ¡Ya les daré yo su castigo!
¡¿Y tú, que has hecho todo el dia?!, ¡vagando como siempre... !
¡Mira como se acumula el polvo en los muebles....! (pero en realidad la casa era un inmaculado espejo)
Rufino otra vez vociferaba. Su esposa, de caracter mas dócil, no decía nada pese a la injusticia, y los hijos escuchaban escondidos en la cocina.
No se imaginaron nunca que no estaban solos...
Mosca escuchó todo. Como andaba mosqueando desde temprano, tambien vio las peripecias de Gloria para tener todo listo a tiempo, y dijo por fin;
-Bzzz zzzbrzzzz zzbrzzz... (Estas aterradoras palabras, mas aterradoras aún dichas por nuestro heroe significan "Ha llegado tu hora canalla, Gloria ahora tiene quien la defienda. Preparate para la batalla de tu vida, malvado. Te haré sufrir y te daras cuenta al fin de todo el daño que le has hecho a tu prójimo, y te arrepentirás...)
-Brz bzzbrz... (mmmm, esto es mejor no traducirlo...)
Cuando Rufino trato de llevarse la primera cucharada a la boca, comenzó una batalla épica. Mosca esquivaba cuanto aletazo Rufino le descargaba. Y esta no se quedaba a la zaga en los ataques golpeandolo con todas sus fuerzas en la cara, nariz y ojos con su cabeza.
Pero la contienda desgastó a ambos oponentes.
Gloria veía el espectaculo abriendo cada vez mas los ojos, incredula.
Pronto uno de los guerreros cayó abatido. Mosca sabia que aquel golpe sería fatal, y mientras se iba desplomando, redirigio con las pocas fuerzas que le quedaban su caida, y se le oyó decir...
-Brzr... (que traducido es, "o vivir con honor, o morir con Gloria...")
Rufino se sentó a comer sin preocuparse de donde aterrizo su adversario. Gloria lo observaba atenta, asi que a la primera cucharada Gloria vio lo que Rufino dirigía a su boca, que mirandola tristemente con sus doscientoscuarentayochomiltres ojos, flotando de espaldas le decía adios con una de las cinco patitas que le quedaban...
-¡¡¡Además esto está amargo, y ya se enfrio!!! dijo Rufino acerca de la sopa.
Esa tarde en la cocina Gloria y sus hijos nunca se rieron tanto de Rufino... |