¿Se escucha?
Ésa fue su pregunta...
y el ocaso giró tanto,
que ella solo contestó con un "si"
y escuetamente mordió sus labios;
antes de parpadear entre mariposas
y aclararle que siempre escucha quien sabe oir,
que hasta el silencio es audaz
y que algunos espejos incoloros,
al romperse,
resuenan tambien en los oídos de su alma...
Texto agregado el 13-08-2004, y leído por 247
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
19-02-2005
Sos una magnifica escritora. Verdaderamente impecable.
silverio
18-02-2005
de acuero con rafaga menos en las estrellas nunca las e dado y no empezare hoy pero si mis alagos MATEOXX
29-11-2004
tu habilidad es notable en este poema...fue una jugada bien concebida y definida con maestrìa...mis estrellas. rafaga