Con el tiempo las personas cambian; es ley.
Antes encontraba a José, claro, de eso hace casi 30 años, y le mentaba la madre, comprábamos unas cervezas, las primeras de la noche, y compartíamos la vida entre risas y canciones de esas que le duelen a los ebrios, de esas que tocaban aquellos acetatos negros y feos de antes y que le sacaban a uno las lagrimas, o lo hacían a uno bailar y, en mi caso, hacer el ridículo.
Casi 30 años después, 30 años después de no verlo, me escribe una nota en face y me dice: ""¿Cómo pasaste tu cumpleaños, amigo?". Ahora me dice "amigo" cuando antes esa palabreja cursi estaba de más; cuando no se mencionaba sino se sentía.