Hay algo que no puedo contener. Estos ojos. No necesito mecerlos entre cortinas ni oscuras aguas, te veo sin mirar ni ver. Cada instante en mis ojos, desdibuja un anhelo que me duele, como una conjuntivitis aguda, que hace térmico mi llanto esquivo. Contengo mis brazos en tu contorno, incluso mis dedos en tu piel, pero estos ojos, ciegos de tanto ver, me cuestan. Las pestañas engrifadas aúllan canciones que me hicieron llorar, ver el sol salir confundido, sobre las nubes imaginar las estrellas flotando y preparando un concierto nocturno... Quiero que un día me nazca una mirada que se engrandezca al nivel de mis pupilas y tus recuerdos. Quiero verlos, siempre verlos, y no contener la curiosidad que emanan estos vacíos dibujados a los extremos de mi nariz. Hay un viento amargo, susurros de tu respiración esparcida quizá dónde, allí viene arena pegada al desprecio, que me arranca lágrimas congeladas, frías, un lenguaje que no oigo ni creo, solo puedo leerlo... pierdo poco a poco la inminencia de mis órganos, nada queda para superar mis limitaciones, tú y mi rango visible. Te gritan, pobres ojos rojos que te gritan, pero has ensordecido, ignoras sus palabras mojadas, y ya quieren cerrarse de golpe, no ver mas tu ceguera... |