Latrios y Benim son dos agentes de inteligencia que se desplazan hacia unas coordenadas específicas para encontrar un portaviones que el alto mando ha enviado para dar comienzo a una gran guerra. El portaviones viaja sin insignias y sin bandera y tiene 500 metros de largo y el alto de un edificio de 30 pisos. Van en el 11500 militares. Esa plataforma dispone de 4 lanzaderas de ICBM para colocar 20 megacargas suficientes para destruir a Europa. En cubierta van 100 aviones estratosféricos y en su interior 10 submarinos de propulsión hidroneumática. Tiene una náutica de guerra y un sistema propio de GPS y de guiado de misiles. Este aparato fue botado, en secreto, hace una semana y no pertenece “oficialmente” a ningún país. Lo dirige un contraalmirante y la aviación un comodoro del aire.
Latrios y Benim van en una barca vieja de madera a mediopintar con una eslora de 15 metros. Están faenando y tienen algunos pescados en el congelador. Están aislados de tierra porque no portan radio, ni bengalas ni armas. Les está prohibido cualquier diálogo respecto de la misión. En su casco esconden 10 galones de Neptuno que es una sustancia desarrollada en un país emergente en un golpe de suerte de un laboratorio de química nanotecnológica recién inaugurado. Neptuno es una amenaza para cualquier embarcación ya que lleva hasta -17 Tuns la flotabilidad de cualquier plataforma flotante.
Del portaviones los divisan y el contralmirante ordena una inspección gammagráfica y escucha radioeléctrica y da instrucciones para su destrucción en caso de mínima sospecha ya que, según él, esa embarcación está en zona de exclusión militar. Da salida a un minisub para inspeccionar el casco y hacer un abordaje. Latrios está recogiendo el pescante para izar la red cuando le sorprenden los comandos subiendo en la barca. Inspeccionan y sacan muestras del diésel marino, se dan por satisfechos, dejan dos mochilas con enlatados y dan la orden de poner a toda máquina para salir de la zona de exclusión que dizque les dan los tratados. Benin acelera la barca y los comandos saltan al agua con el típico paso de gigante. Latrios libera al Neptuno el cual en 20 minutos estará adherido al portaviones llevándolo al fondo del mar. A 20 millas Latrios y Benim siguen faenando cuando ven sobrevuelos de aviones y un helicóptero silencioso descarga unos buzos quienes abordan la barca. Ellos revisan, fotografían, revisan documentos y ordenan que la nave se dirija a tierra. Se avientan al agua y se sumergen.
En el laboratorio de química nanotecnológica el director lee la versión digital del Sunday Times dando cuenta de que un portaviones sin bandera se fue a pique. Informa que las patrulleras de la OTAN patrullan el área sin encontrar sobrevivientes.