NO APTO PARA: LOS BIEN PENSADOS, MEJOR EDUCADOS, RELIGIOSOS, ESCRUPULOSOS, GENTE DE BUEN VIVIR, DELICADOS DE ESPIRITU, TIMORATOS...EN RESUMIDAS CUENTAS MEJOR QUE NO LO LEA NADIE Y YA ESTA.


Marcial Del Rió Estefanado con su inseparable mascota entró en un restaurante, ambos ocuparon una mesa y acto seguido fueron atendidos por un solicito camarero que como es habitual realizó la pregunta de rigor – que va a ser? a lo que Marcial respondió mirando a su gallina – que me ofrece?

El camarero soltó de carrerilla el menú:
Calamares, chopitos, pescadito frito, carne asada, y más platos que no voy a relatar por no aburrir al lector.

Después de pensarlo unos segundos y sin dejar de mirar a su mascota que muy digna en su asiento se limitaba a hacer movimientos de cabeza sin emitir ningún sonido, hizo el siguiente pedido:

Yo voy a tomar una tapa de calamares y un vaso de agua
Y ella (refiriéndose a la gallina) una fuente de ensalada, 3 raciones de patatas fritas, 3 raciones de chopitos y pan en abudancia, el camarero pregunto una vez más, y ella que va a beber?
A lo que el interpelado respondió –Una botella de vino de rioja tinto, de momento.

El camarero abandonó la mesa un poco “mosqueado” (pensó que aquel hombre pretendía tomarle el pelo) por lo que una vez suministrados los platos solicitados permaneció muy atento al desarrollo del ágape de aquella singular pareja.

El hombre comía muy despacio, mientras que el animal dio cuenta del menú en pocos minutos, el camarero perplejo se acercó nuevamente a la mesa, van a tomar postre?
Marcial pregunto nuevamente- que hay? – respuesta: Tarta de coco, de fresa, chocolate y flan.
-A mi me va a traer una porción pequeña de tarta de coco y a ella una tarta entera de chocolate y añadió sin dejar de mirar a su acompañante, es muy golosa.

El camarero que ya había comentado en cocina “el suceso” y tenía a todos los cocineros espiando tras la puerta, deposito nuevamente el pedido sobre la mesa, ocurrió exactamente lo mismo, el hombre comiendo despacio y la gallina devorando, en pocos segundos en el enorme plato del animal no quedaron ni las migas, mientras que el hombre aún iba por la mitad de su ración, hecho que aprovechó la muy ladina para arrebatarle de un picotazo.

Marcial se dispuso a pagar mientras su acompañante se dirigió al baño a retocarse (de todos es sabido lo “coquetas” que son las gallinas) el camarero presa de una enfermiza curiosidad no pudo evitar preguntar –Perdone caballero la impertinencia, como es posible que sea usted tan consentidor con su animal de compañía? ¡! Es increíble lo que come ese bicho! A lo que un entristecido Marcial respondió ¡!AY, AY!! Amigo, es una larga historia…Un día se me apareció un genio y me concedió un deseo, sinceramente en aquella época yo era un joven inexperto con las hormonas alteradas y lo que se me ocurrió pedir fue…UNA POLLA INSACIABLE, y lo peor de todo es que estos animales magicos viven más de 2000 años y no se admiten devoluciones.