No te vea tu marido
No te vea tu marido
Callejeando en camisón,
Y sospeche un culebrón
Fiero oscuro y divertido;
Tendrás que darle sentido
A cuanto pienses y digas,
Pues si te pesca en intrigas
Que no puedas explicar;
El tipo te va a dejar
Como muela a las espigas.
¿Como muela a las espigas?
Queda poco por decir;
Si vas a medio vestir,
El manso se te hará ortigas;
Por lo tanto, ya no sigas
Al pájaro que deseas,
Mi consejo es que reveas
Tu relación conyugal;
Pues, de veras, se ve mal
La pata con que cojeas.
La pata con que cojeas
Se ve relajada y plácida;
Pero, no será por flácida,
La tripa que ninguneas.
Con tus labios la babeas
Enajenada de amor,
Cabalgando en el calor
De una aventura flirtera,
Que no colmará, petera,
El tamaño de tu ardor.
El tamaño de tu ardor,
Como el mítico deseo
De Ariadna hacia su Teseo,
Concibe extraño pavor;
Achicharrando el valor
En laberíntico juego,
De pornográfico fuego
Sobre tu cuerpo desnudo,
Donde hasta el más corajudo
Acaba expirando un ruego.
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