Playa de olor a mar
a protector solar
a gritos infantiles histéricos
de tanto ocio y luz acumulados
de jolgorio familiar
cuerpos semidesnudos
tostándose al sol
y tinto con casera
y sandías puestas a enfriar
enterradas en la arena.

Playa de desigualdades
de inmigrantes ofreciendo
bebidas frías al paso
y billeteras repletas
en casas a pie de mar
personas trabajando
desde que nace hasta
que se acuesta el sol
y unas horas más quizá
para que otros tengan
a quien propinar
insultos y unas pocas monedas
que irían a parar finalmente al mar.

Dinero escaso y negro
para poder ahorrar algo
cuando los turistas marchen
y quedes de nuevo
a solas
tú y el mar.

Marineros de agua dulce
que migran de norte a sur.

Playa de desigualdades
de mercedes a las puertas
de inmensos chalets
bmv y copas caras en chiringuitos
y caminatas de hora y media
bajo un sol infernal
ya a las ocho de la mañana
para no llegar tarde a trabajar.

Playa de cielos azules
y verdes olas cabalgando el mar
arenas finas y blancas
de brazos abiertos
como la gente del lugar.

Playa del buenos días
y el hasta luego al marchar
una sonrisa perenne
desde el ocaso hasta
bien entrá la madrugá.

Playa de mar abierto,
albatros, marejada y oleaje
en sus calles aprendí a amar
donde tantas veces
me he vuelto a enamorar.

Playa de grandes amigos
de lazos más fuertes
que el cordón umbilical.

Playa repleta de historias
que recordar.