Si eres el precio de un dulce pecado, si eres acaso la condena de este dolor, cadena de espinas atando mi mente, fantasma errante de mi corazón.
Entnces arrástrame al fondo del abismo, enciérrame en el silencio mas perfecto, átame el corazón con tus frías manos.
Porque, estoy condenada sin remedio, mi alma pecadora no puede escapar, la espada de mi boca desgarra mis pensamientos, grito para no escuchar.
No quiero escuchar aquellas palabras, que doy por seguro tú pronunciarás, que eres de otra, que es imposible, que nunca mis labios te han de besar.
Que importa el abismo,oscuro y profundo, no temo al castigo que me esperará, prefiero la muerte a saberte perdido, el dolor eterno, el mudo penar, la nada absoluta; perdida guerrera en la fría tierra de la eternidad.
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