< EL CAZADOR, CAZADO>>


La bestia andaba por los alrededores de aquel bosque.
Era una especie de animal poco corriente tenia un aspecto.
Agradable según quien lo mirara, había quien decía
que era un bonito oso de peluche.
Otros un dragón que echaba fuego por la boca.
Y otros decían que era una especie de lindo gatito.


El animal tenia en cuestión tenia ese don podía transformarse
y adoptar la forma e imagen que quisiera.
Siempre está claro que su víctima lo mirara a los ojos.



Era un contumaz cazador de jabalíes salvajes.
Le encantaba su carne siempre que podía, la cazaba.
Aquel día la bestia iba atrasada se levantó tarde.


Siempre cazaba escondido entre la maleza, no le gustaba
que le vieran, era resbalosa, se camuflaba bien.


Ese día no había comido nada su presa le esperaba.
Nunca cazaba seres humanos, siempre traían complicaciones.
Pero ese día quiso hacer una excepción aquel cazador
despistado era obeso y bien entrado en carnes.
Tendría para varios días, se acercó sigiloso hacia su víctima.


Cuando esta se dio la vuelta, el cazador se quedó
sorprendido ante sus ojos una bella mujer casi
desnuda salia de entre los arbustos y se dirigía hacia
él con voz dulce y melosa, ella le invitó a quitarse la ropa.
El casi antes de que ella se lo pidiese ya comenzò a desnudarse.


Se sentía hipnotizado sentía una irresistible fuerza
que le empujaba, y le arrastraba sin voluntad hacia
aquella hermosa mujer.
El pobre infeliz se metió en la boca del lobo.
Si él siquiera saberlo, ese día salio a cazar y fue cazado.
Suele pasar cuando el depredador pasa a ser víctima.
Muchas veces nos dejamos engañar por la apariencia.
Y cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde.