LA ENIGMÁTICA VUELTA DE LA BICICLETA De Álvaro fui amigo desde que éramos chicos, pero después que él se instaló en la ciudad para a estudiar no lo he vuelto a ver. Dice su madre que está en los Estados Unidos cursando un doctorado en Economía y Recursos Humanos. Yo en cambio regresé y ahora estoy ejerciendo como psicopedagogo con mi título recién estrenado... Pero, ¡qué cosa!, cuando pienso en mi infancia siempre me acuerdo de él, especialmente de aquella curiosa historia con su bicicleta. Su familia era una de las más acomodadas del pueblo, su padre un importante ganadero, y como hijo único tuvo en su niñez todo lo que se le antojó, principalmente bicicletas. Eran las mejores del lugar, y siempre se las ingeniaba para renovarlas por las más modernas del mercado. Nunca quedaba claro si se las robaban como decía, o simplemente por desidia las abandonaba en cualquier lugar. Digamos que era un chico que no había aprendido a valorar sus cosas como hijo de buen vecino. Hasta que un día su padre, arto de tanto derroche, volvió del campo con los despojos de lo que cuarenta años atrás había sido su primera y única bicicleta, y se la plantó ante los ojos… “-¡Me cansé de comprarte bicicletas nuevas, y esto se termina, acá”.”¡Así cómo ves a ésta, será la última!” “ ¡Y tendrás que ponerla en condiciones con tus propios ahorros porque de mí, ni un peso vas a ver para ésto! ”…En principio la reprimenda parecía haber dado el resultado buscado. Alvarito achicó sus gastos personales privándose de otros lujitos innecesarios y se dedicó a restaurar su bici de lleno. Y le llevó bastante tiempo llevarla una de tipo estándar nomás… Aunque una vez satisfecho por lo conseguido con su propio esfuerzo, no se conformó y se sintió impulsado a mejorarla aún más. Le fue agregando accesorios tan especiales que logró modelar una verdadera bicicleta personalizada, a su propio gusto y antojo. Y otra vez había conseguido llamar la atención y la envidia de todos nosotros, sus amigos. Ya la distinguíamos viniendo de lejos por su dorado resplandor, por su alto manubrio con grandes espejos, su asiento anatómico con pequeño baúl atrás, por sus luces intermitentes en las noches y por otras extravagancias que supo conseguir o inventado el mismo. Y se lo notaba más que orgulloso de ella, casi diría que ostentoso siendo todavía un chico con tanto por crecer... No obstante, cuando su padre vio el excelente resultado quedó asombrado y lo felicitó por su notable voluntad y esmero, pero sin dejar de recordarle que la cuidara de aquellos “robos” ,ya que ésta era más llamativa que las anteriores. Y para asegurarse de esto le regaló una cadena con su correspondiente candado de doble combinación por las dudas… Sin embargo esta precaución no sirvió para mucho a corto plazo; Un día Alvarito llegó a su casa de a pie. Volvió de la sala de vide-juegos llorando por esta bici que le habían robado. “De en serio” juro y perjuró, y pese a que no había olvidado ponerle la susodicha cadena de seguridad… Su madre lo consoló prometiéndole que por el momento no se comunicaría para nada con su padre. Y que contando con todo su trabajo que tenía en el campo, era poco probable que regresara ese mismo día. Cosa que con una pronta denuncia a la policía todavía podía esperarse que ellos se la recuperaran antes que el volviera… Todo ese día pasó y la noche empezó con lluvia, cuando ya tampoco era seguro que este hombre estuviera regresando, Álvaro igual no encontraba consuelo ni un sueño que lo volteara, sin su bici no era nadie. En un momento, entre truenos y truenos, escuchó otros ruidos que provenían netamente del jardín delantero, despertó a su madre y fueron a ver qué pasaba por allí. Pues se encontrarían con la gran sorpresa, la ya irrecuperable bicicleta estaba ahí, pero casi desconocida así tirada en el suelo, como completamente abandonada con tanto pasto y barro que tenía encima. Los dos se preguntaron quién la habría tirado a esa hora de la madrugada y con semejante tormenta. La policía no actuaría de esta manera -conjeturaron - A su madre no le quedaban dudas de que ya estaba en manos de reducidores, quienes habiendo comenzado por quitarle los adornos como algo fundamental para su reventa; el manubrio, el asiento, las luces y todo los demás agregados. Pero con la policía por caérseles encima habrían decidido deshacerse de ella tan pronto fuera, y así para despistar...Aunque esta hipótesis era bastante convincente para los dos, el misterio parecía seguir rondándoles por la cabeza … “Si tu padre estuviera aquí seguro que diría.-“Ganau que le escapa al matadero vuelve solito pál pago” acotó ella misma. ¡ Pero no por favor, no le contés lo que pasó acá , se va a enojar muy mal conmigo” “-No, esta vez vos no tenés la culpa, y yo te voy a ayudar a completar sin que el se entere de nada… Y esa bicicleta volvió a ser tan común como las demás. Y desde ese momento, y como nunca Alvarito volvió a sentirse completamente seguro. Sabía que pasando casi desapercibida el riesgo de robo era mucho menor. Y como si esto fuera poco, hasta tuvo la fantasía de pensar que si esto pasara, ella solita se las arreglaría para volver junto a su dueño querido. Menciono esto porque recuerdo risueñamente que como reafirmando este carácter mágico la había bautizado como “La volvedora”. Le había puesto un nombre, cosa que no había hecho con ninguna de las que se le iban “desapareciendo”una tras otra…
Ya han pasado bastantes años de esta historia, Espero que él haya podido resolver solito ese enigma en su debido tiempo, pues yo recién ahora pude con la ayuda precisa de su madre recordándolo. Creo que el padre fue muy astuto dándole esa última lección, la necesitaba. Tanto que podría asegurar que ha elegido muy acertadamente su profesión. Como yo la mía, por qué no decirlo... |