SUEÑOS DE BARRIO

Alguien me dijo una vez que cada barrio tiene sus particularidades y en consecuencia distintas necesidades, pero que siempre hay un solo sueño en común que los une; Que se les cumplan las mejoras vecinales prometidas.
Traigo a colación esto de los sueños porque por otro lado alguien me ha confiado, con la condición de que no lo divulgara, que en el nuestro está sucediendo un fenómeno del que nadie, salvo él, se ha dado cuenta. Ocurre siempre de noche. Cerca de las cuatro de la madrugada, por ahí, cuando todos dormimos profundamente. Él ha comprobado que nuestros sueños individuales se deshacen de nuestra atadura física para deambular libremente por todos techos, patios y terrazas del vecindario. Que juntos forman una atmósfera turbia y densa, donde convergen todas las especies posibles. Y como quien sabe mucho del tema, ya los tiene catalogados. En primer lugar, estarían nuestros sueños de aventuras. Irresponsables y arriesgados que vuelan sin rumbo fijo y siempre extravían su regreso. Son los que no podemos recordar al despertar. También andan por ahí los recurrentes, con sus objetivos siempre por alcanzar, obsesivos y porfiados, que nunca pierden el camino de vuelta para seguir insistiéndonos toda la vida. Muy distintos a los sueños frustrados, miedosos a las alturas, que apenas se apartan unos centímetros de nosotros para volver a cobijarse en su amo que lo ama. Diferentes a los inconclusos, estos son de tan lento transcurrir, que al final se dejan sorprender por el sol y se diluyen como neblina en la mañana. Y ni hablar de los sueños imposibles, párrafo aparte, tan liviano y volátil son, que enseguida se pierden en las alturas y diluyen como nubes de vapor. Tampoco quedan afuera los sueños rotos, esos vuelven seguro, hechos trizas contra alguna pared con tal que se los sueñe de nuevo y enteritos. Y entre todos estos, pueden deambular los más extraños todavía; Los sueños equivocados. Aquellos que por el apuro a llegar antes que su propietario despierte, se confunden de casa. Así tendremos a veces, sueños alegres, porque un vecino que se ha ido a la cama contento. O muy tristes, de quien se durmió en medio de una amargura atroz. Cosas que nunca nos enteraremos a ciencia cierta. Y están por ahí, dando vueltas y vueltas los sueños confusos; vulnerables a todo, que vuelven tan contagiados de otros que al final, si lo recordamos son imposibles de interpretar… … . Son muchos más, pero por aquí quiero terminar. Si desde que me contó todo esto, ya me está costando creer cómo al otro día todo el mundo se despierta normalmente. Y nos levantamos y nos saludamos por la calle como si nada hubiese pasado esa misma noche… . … Aparte todavía no les he dicho que esta persona en cuestión es mi vecino de enfrente. Y tampoco que ya está loco del todo. Desde el mismo día en que me pasó su secreto, duerme de día, y se pasa toda la noche observando desde su terraza a todas las demás linterna en mano.”Yo quiero un barrio tranquilo, ustedes duerman que yo vigilo sus sueños, y por cualquier cosa rara los despierto enseguida” me dice”. Y ahora tengo miedo de irme a la cama, de estar soñando y que este tipo se quede también dormido ahí arriba, y sueñe que te sueñe para todo el barrio entero. Es un peligro. Lo digo por aquello de “Un sueño de locos” que le faltó mencionar no sé porqué. Pero ya tomé mis precauciones, tomé pastillas para no soñar como dijo un tal Sabina y cerré bien la ventana aunque me muera de calor. Y que de acá no salga ni entre nada extraño. Y mañana les cuento cómo me fue. zzzzzzzzzz…