Todas las lagartijas están despiertas
pagodas posadas sobre pequeñas baldosas triangulares
cada párpado lechoso empaña la ventana.
Adentro, el corazón se repite a sí mismo como un somnoliento gong
pidiendo nada de nada

En el invierno, el zoológico se transforma en metáfora
divina poesía del aburrimiento:
la cobra teje su piel punto Shetland
cascabeles sonríen del mismo chiste
todos ellos terminan en espaguetis sin fin
La pitón se extingue como una primavera
y el tiempo se detiene en un antiguo Sabbath

Abejas pitagóricas están encerradas en el enjambre
que tararean himnos como una capilla en domingo
pensamientos somnolientos en un cerebro arrugado

El fuego se apagó
Los cocodrilos mienten (yacen) como porotos húmedos
sombreados por llamas que nadie puede recordar
los saltamontes tiemblan, rozán sus prótesis
y tratan de mantenerlas tibias
El grillo africano esta atado como un pollo frío
el estornudo del movimiento lo regresa a la misma posición
en el mismo cuerpo. No hay cambio

El león de cabeza arrugada no tiene adonde ir
y bosteza en sus mugrientas combinaciones
Una carroza salón con castores perdidos
la morsa esta clavada para siempre en su roca.
Aletargadas las ballenas juegan bridge
anotando en sus labios superiores
Los chimpancés matan el tiempo y las moscas
cosiendo nada a la nada

Cinco en punto, quizás
Buitres en sus trajes de domingo raídos
caminan nerviosos con sus paraguas rotos
mientras el simio golpea su pecho
gorjeando su arrepentimiento
Sus pies son una pesadilla de juanetes

pero el clarín-cuerno nuez de bufalo de Brasil
nunca podrá sonar como un toque de diana.