Intento cerrar los ojos, como si yo tuviera el poder para controlar mi cabeza, y decirle cuando tiene que dejar de funcionar por más de 8 horas. Me tengo que poner el pijama, pero me da pereza porque me acostumbré a usar un pantalón y una camiseta durante 16 horas diarias. La cama está como a dos metros de distancia del lugar en el que me encuentro sentado contra la pared.

Parece que estoy muy cerca de la cama, en éste momento eso sólo cuenta para mí y mis padres que están en la otra habitación; pues mientras yo puedo dar unos pocos pasos y acostarme, para algún forastero de mi ciudad, su habitación personal puede estar a miles de kilómetros, mas no estará tan lejos en su memoria de sus parientes más cercanos, seguramente los recordará a cada instante y oirá sus voces tan audibles como si las tuviera muy cerca.

Puede que ese extranjero duerma en un hotel, ya que se comunicó con su progenitora hace unas horas; pero ¿qué me dicen de aquel que no pudo llegar a ningún lugar a descansar después un duro día de trabajo? Quizás fue atracado por unos muchachitos que no tenían nada más que hacer que darle rienda suelta a sus deseos violentos, y por culpa de ellos ¿no pudo volver a conciliar el sueño, pues durmió para siempre?

Aun así se supone que debo intentar descansar plácidamente, o si de repente en un ataque de ira ¿un hombre golpea a su esposa hasta matarla?; seguramente no debería preocuparme por esas situaciones, sin embargo en cualquier momento yo puedo convertirme en alguno de esos personajes. Insisto en que la noche no me da confianza me pone a pensar en todas esas situaciones, ya que pareciera que al oscurecerse una parte del planeta nos pasara algo parecido como lo que dicen que les sucede a los hombres –lobo; considero que aumenta la maldad en esa etapa del día y aunque no me afecte a mi directamente, percibo que otro ser humano con las mismas características biológicas que yo, puedes estar experimentando la peor pesadilla de su vida.

Desde que he estado imaginando todas esas circunstancias no he dormido tranquilamente, y sé que todos nos preguntamos ¿Por qué me pasó esto a mí? En lo que a mí respecta, me he martirizado estúpidamente, y siento como si tuviera fuego alrededor de mi cabeza, calentándome todo el tiempo sin dejarme descansar ni siquiera un minuto del día.

La única forma en la que no percibo ningún tipo
de quemaduras intangibles, se da cuando finalmente el destino me ha permitido ahuyentarme por unas horas de la realidad de éste universo; debe ser que dormimos para poder ahuyentarnos de un contexto que nos aterroriza. La naturaleza nos ha dado la posibilidad de que cada día nos ausentemos por un período de tiempo seguramente porque no es tan sádica y nos quiere dar un descanso diariamente. Finalmente, después de divagar entre muchos pensamientos, la suerte cierra mi vista y se acaba una vez más la pelea de todos los días.