Decrece una mazmorra de angustias. Reflecta el pasado su fantasma de dolor en este otoño enorme, melancólico y frío como una bandada de cuervos rosando la sombra de tu corazón mientras caminas sobre grises calles una mañana de cenizas.
Un sentimiento náufrago me invade por todo el cuerpo brotando sin remedio desde la poiesis mientras me desplazo entre laberintos por esta maqueta de una ciudad que no existe.

Siempre desmesurado....
clamor constante
dolores desgarbados en estados rentables.
Recuerdos olímpicos....
olvidos.
Vástagos herbáceos
movimientos limitados
desquicios comerciales
desiertos deportivos descapotables.
Paisajes profundos
espacios personales
disturbios dominicales
pósimas antiguas
brebajes mágicos
bebidos entre hermanos simplemente hermanos.
Encuentros escabrosos
en puertos atestados de escualos y filibusteros borrachos.
Enormes traiciones
amores verdaderos
errores sangrantes
silencios mortales
cuentas impagas
caudillos de barro
mujeres de pasto
acariciadoras invisibles.
Montañas con cimas
de peligroso cristal diamantado.
Mares revueltos con bestias letales
todas hijas de las olas y los remolinos de viento.
Mendigos de viajes
sentados en los bancos de los grandes bancos
que crecen como muertos de piedra
aledaños a las plazas griegas
y en la orilla de los imposibles senderos imperiales.