Se acerca una de las competencias más importantes de gimnasia entre animales
diminutos, casi al mismo nivel de los microorganismos; se van a realizar en unos
setos cerca de la iglesia principal de la ciudad más aglomerada del universo, como
a unos 100 metros de ella. Se preparan todo tipo de participantes, no obstante
tiene una particularidad y es que hay unas alimañas que están prohibidas en estos
juegos, particularmente las pulgas por su gran destreza y habilidad para las tres
modalidades que se presentan que son en la parte artística, rítmica y acrobática;
pues de acuerdo con sus características en juegos pasados siempre habían
ganado las medallas de oro y había sucedido tantas veces que los organizadores
y otros partícipes, entre ellos las cucarachas voladoras consideraron la prohibición
para las pulgas.
Poco a poco se fueron acercando todos los competidores, había unos como las
ranas que eran muy descaradas y se querían presentar pero inmediatamente
fueron despedidos por su desfachatez; también estaba Sarita una bacteria
carnívora que también fue expulsada porque sus medidas eran demasiado
pequeñas para poder competir. También se encontraba una pulga muy avezada
que había trabajado como espía en el servicio secreto de su región, su nombre era
Valentina y era especialista en disfraces; logró hacerse una vestimenta de
cucaracha y ante la vigilancia de varios zancudos pasó las pruebas y quedó
inscrita en los tres modos que se abrieron para esa competencia.
Aún faltaban tres meses para que se iniciara la rivalidad, Valentina tiene varios
puntos a favor, los cuales fueron que tanto las cucarachas como las pulgas
hablaban español y culturalmente eran muy similares, no obstante ella se dedicó a
practicar con todo el grupo de cucarachas y se relacionó muy bien, inclusive
aprendió algunas técnicas que eran propias de esos bichos; algunos de éstos
descreían de Valentina por lo que ésta cometió algunos errores para no dar un
perfil demasiado alto mientras eran las pruebas no oficiales. - ¿Qué haces en tu
tiempo libre? – Preguntó una curiana a Valentina a lo que ella replicó – Me gusta
zambullirme entre marejadas de polvo y comer las sobras que algún humano
manda por ahí -. La corredera sintió su respuesta muy de ella, era lo que también
ella hacía para relajarse mientras llegaba el momento de la comida lo cual la
satisfizo amenamente disipando todas sus dudas sobre la verdadera personalidad
de la que en realidad era una pulga.
Valentina llegó a cambiar algunos de sus hábitos alimenticios para pasar
desapercibida entre la caterva de animales que se presentaban con la ilusión de
ganar el premio mayor que consistía en desaparecer en el acto de este mundo sin
sufrir en lo más mínimo; ella ya había vivido mucho tiempo y lo único que
esperaba era ese momento inolvidable en que se hallaría cara a cara con la
muerte sin tener que soportar demasiado el remordimiento y la añoranza de una
existencia menos perecedera.
Rápidamente llegó el momento del enfrentamiento y Valentina tuvo que
contenerse para no mostrar todas sus pericias pues era clarísimo que ella sería la
ganadora ya que en ese deporte las pulgas eran las más capaces y hasta lo que
ella sabía era la única que estaba haciendo trampa; de esta manera prosiguió en
las etapas de la competición, Valentina dejó ver un buen porcentaje de su talento,
el suficiente para ser ganadora en todo cuanto la pusieron a competir, batió todos
los records y llegó a la final en la que se encontraría con una compañera
cucaracha, o al menos eso creía ella; su talento dejó deslumbrados a los jueces
que eran tres luciérnagas que ayudaban con la iluminación natural del lugar. En la
prueba final Valentina demostró todo su talento con gran idoneidad, sin embargo
lastimosamente fue superada por su congénere Lili quien tuvo mejores resultados
y fue galardonada con el mayor homenaje.
Todos vieron el momento en el que Lili fue instalada en la “cápsula de zutano”, en
un santiamén Lili se marchó de este mundo y no dejó ni cenizas ni ningún tipo de
rastro; no hubo discusión en cuanto a su desenvoltura. La que no lo podía creer
era Valentina, trató de dialogar con Lili pero ésta se negó en repetidas ocasiones;
la única forma en la que pudiera ser derrotada era por una de su misma especie,
esto la inquietó tanto aunque no podía hacer nada pues ella ya no existía más
(nunca llegó a saber que ella no era la única que había cometido un engaño, Lili
era otra pulga con mucha más experiencia que Valentina). Desconcertada por completo, Valentina empezó a emborracharse y como última
medida ya no se volvería a presentar a ningún certamen por lo que decidió
aferrarse a un perro chandoso que vio un día en una calle paseando con su amo.
Allí se encontró con una gran caterva de compañeras con las que compartió sus
penas por un buen rato, el can en ocasiones se rascaba empero no era tan
inteligente como para saber que ellas se estaban amañando cerca de su vientre,
por lo que el fastidio que ellas le producían por ahora no sería quitado. Luego de
una visita matutina del cachorro al veterinario el dueño fue informado de que podía
retirarle a esos animaluchos manualmente o por medio de unos polvos; el
propietario del perro resolvió que acabaría con lo que consideraba era una plaga
para su mascota por medio de sus manos. Así fue como Valentina falleció entre
las uñas de los dedos gordos de aquel hombre que amaba a su can.
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