Es una historia de la Tierra en la que aún no hay humanos, únicamente existen los
dinosaurios, estos son más salvajes que nosotros en el siglo XXI, si alguno es
visto solo en un área desolada puede ser la próxima cena de algún animal; en el
sector en el que nos vamos a centrar hay gran variedad de estos vertebrados y se
va a evidenciar el día de unos de ellos.
La familia García está conformada por Alex y María como padres y tienen dos
descendientes, Mario y Alejandro, son tiranosaurios, como todos los del
vecindario, es más, en esa época de la Tierra exclusivamente habitaban
Tiranosaurios, los vecinos de ellos son la familia Sierra constituida por Álvaro y
Beatriz, con un solo hijo, Ernesto; la vida transcurre muy rápidamente pues sus
ciclos son veloces; Mario, Alejandro y Ernesto van a la misma escuela, allí
aprenden a relacionarse con otros y a instruirse en todas las disciplinas
relacionadas con la construcción y la biología partiendo de ellos mismos, pero
todas estas crías están engañadas ya que mientras ellos van a un sitio de
enseñanza, sus padres, tienen que salir a trabajar.
Cada día los adultos de la familia García y Sierra salen a las calles a encontrar la
manera de conseguir la comida diaria; lo que los pequeños no saben es que la
única especie que hay es la que ellos mismos son y lastimosamente su misma
carne es el mejor manjar que hay; más frecuente de lo que la descendencia podría
imaginar los grandes raptan a otros para servirlos como preciadas cenas a sus
pequeñuelos.
Cecilia va a la universidad, es una de las mejores estudiantes de su clase, se está
preparando en asignaturas tales como gastronomía, ingeniería y medicina, su gran
sueño es el de aportarle a su comunidad con todo lo que aprenda en ese lugar; un
día se quedó a conversar con sus compañeros hasta la entrada de la noche, al
retornar al hogar con su familia notó que había un dinosaurio en el suelo con unas
marcas extrañas sobre su rostro como si lo hubieran aruñado en las dos mejillas
con algún objeto filoso, no había nadie a su alrededor, pero parecía como si lo
hubiera hecho una persona experta en hacer ese tipo de marcas, Cecilia no quería
verse involucrada en eso así que decidió seguir su camino y fue a su casa sin
alborotarse demasiado por tal hecho, ni siquiera lo comentó con sus padres; pasó
cerca de un año y ella ya estaba cerca de finalizar sus estudios cuando en una
ocasión repetida ella volvió a encontrarse con otro cuerpo, pero esta vez el
organismo se situaba a unos pocos pasos de su vivienda, a pesar de eso, Cecilia
se había acostumbrado a ver en las noticias que esas cosas pasaban
asiduamente y no debía extrañarse, así que una vez más continuó con su trayecto
cotidiano.
Ya era bastante notoria la presencia de algunos caníbales entre los sistemas de
convivencia, pero lo que estaba por ocurrir aterraría a todas las familias de la
Tierra, porque sería algo que no tenía precedentes y que no dejaría a las
autoridades muy contentas con la criminalidad que se presentaría entre ellos. Los
chiquitos Mario, Alejandro y Ernesto hablaron a sus correspondientes padres para
que les sirvieran las mejores pitanzas que estuvieran en sus posibilidades, así que
sus padres les dijeron que por ahora seguirían comiendo vegetales empero algún
día les darían un plato de lo más delicioso que había en toda la región y eso fue
una promesa de padre a hijo.
Un día Alex pidió permiso en el trabajo para realizar unos asuntos familiares, sin
embargo resultó que en realidad lo que él quería hacer era raptar a un chico para
servirlo en la mesa de sus retoños, en una maniobra inteligente Alex se acercó a
la escuela y le comentó a Ernesto que Álvaro le había pedido el favor de que lo
recogiera para que lo llevara a la casa a mostrarle las pinturas que Alex hacía,
puesto que éste último era pintor en sus tiempos libres, los profesores le
entregaron a Ernesto confiando en su palabra y Alex se llevó al pequeñín con total
frescura, en ningún momento el chico sospechó las negras intenciones que tenía
el bellaco adulto y se fueron juntos como si estuvieran en alguna relación familiar.
Cuando Alex llegó a la casa, tenía todo un ritual para hacer un sacrificio a su
deidad, su Diosaurio, aún en la consciencia de Ernesto no percibía lo que podía
pasar, por lo que no opuso resistencia al ser amarrado en una especie de altar, el
señor García le clavó una estaca en el corazón, el crío gimió no obstante falleció
rápidamente en medio de varios sollozos y lloriqueos. Posteriormente Alex le sacó
sus órganos más importantes y los cocinó con grandes detalles, entretanto María
llegó al hogar y vio lo que su marido había hecho pero no se asombró debido a
que ya había dialogado con su consorte acerca de darles ese placer a sus
herederos, los dos se sonrieron como siendo cómplices de sus acciones y
prepararon los alimentos restantes para la cena, mientras que Álvaro y Beatriz
estaban consternados porque habían llamado a la escuela y les habían dicho que
un dinosaurio se había llevado a Ernesto aduciendo ser amigo de la familia y que
además era pintor, sin embargo Beatriz habló con la directora de la institución y le
explicó que ellos no tenían ningún amigo pintor, y en efecto, el hombre García no
había pintado ningún cuadro en toda su vida.
A los nenes Mario y Alejandro se les había ordenado no salir de sus cuartos hasta
que fueran a yantar, ellos estaban entretenidos con los videojuegos y después de
que sus padres habían arreglado todo les permitieron sentarse en la mesa,
aunque sería una de las mayores viandas que los chiquillos comerían en su vida,
la madre, una fiera de los saurópsidos, como en un día consuetudinario les
declaró a sus hijos: Aquí está la comida.
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