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Inicio / Cuenteros Locales / sistina / Monólogo de un científico demente P1

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Sobrenatural a sus fuerzas, se incorporó de nuevo a su postura habitual.
Mis ojos manchados en confusión, dejaban entre ver una silueta nublosa extenderse al pie de mi ventana, cual empañada visión aterrorizaba sin duda alguna mi corazón, al tratar de escapar de mi cuerpo palpitante sin cesar con un ritmo incapaz de captar tras contar por segundos.
La habitación obscura y carente de ventilación, se había convertido en un infierno. El olor a sangre coagula, a carne putrefacta y huesos expuestos, se quedo adherido a mis labios, dejando en ellos, irónicamente el entre salado y acido sabor de la venganza.
El zumbido de las moscas extasiadas por semejante manjar, revoloteaba por mi mente mientras los gritos ahogados de mi contrincante se hacía más intensos; un ligero hormigueo acariciaba mi piel de palmo a palmo, una sensación semejante a un orgasmo, la respiración alterada, el fluir intenso de la sangre, espasmos consecutivos mientras se confundía todo sentir entre placer y temor.
Una masa café grisácea se extendía bajo su cabeza, comencé a saborear su olor, cada vez mas acido, más intenso. El contenido de sus secretos intelectuales, de sus deseos premeditados, de sus conocimientos ahora esparcidos en el suelo, a mi merced.
Quería devorarlos pero... nó, no soy una persona desquiciada, pensé en las consecuencias, solo fue un deseo metafórico a apropiarme de él. Debo aceptar que habían pasado días desde su desprendimiento, en lo que intentaba asimilar la situación.
Días sin dormir solo observando cómo su cuerpo se iba alterando por las bacterias creado mas y mas, mirando como el volumen de su torso aumentaba para después explotar aromatizando la habitación con su fétida esencia.
El aroma de la victoria sin duda.
La esquina que me había cobijado durante todas esas horas de trance, se sentía ya incómoda.
Pronto vendría la curiosidad colectiva en busca de una explicación a semejante hedor.
La policía no debía encontrarme aquí, cómo explicarle que fue en defensa propia después de estar días encerrado con el cuerpo, sin ninguna herida que detenga mi partida, habiendo una línea telefónica disponible para llamar y reportar lo que se había suscitado hace días a causa de una lucha de egos. No me creerían, pensarían que estoy demente y me encerrarían en una maloliente habitación acojinada por el resto de mis días.
No debía permitir semejante insulto a mi persona, a ésta célebre personalidad de la comunidad científica médica.
El solo hecho de imaginar mi foto en la portada del diario matutino, a la vista del proletariado ignorante que no cuestiona lo que lee, que se sumerge en las palabras de cualquier mequetrefe que publique, creyéndolo como la razón absoluta, blasfemia total!!!
Debo irme.
La siniestra silueta seguía frente a mí…
Inexplicable era mantener esta calma ante tal hecho sobrenatural.
Un científico como yo siempre habría refutado la existencia de seres de otro plano llamados así vulgarmente como “Fantasmas”.
Sin embargo…
me doy cuenta de que no todo tiene una explicación basada en la ciencia.
Aquello que esta frente a mí, no es el resultado de una ecuación matemática o el resultado de una fórmula química.
Aquello que me miraba con odio era el alma del cuerpo putrefacto a mis pies.
Tenemos que irnos. Su compañía podría serme de utilidad cuando me sienta solo, con el podría discutir las conclusiones de mis experimentos, quizás incluso pueda hacer valiosas aportaciones a mis investigaciones, en vida era una mente brillante, y dado a que el conocimiento no es algo tangible que se pudra con el cuerpo; es probable que siga en la silueta, pero…
¿Esta silueta hablara?
No me ha dirigido la palabra en lo absoluto desde que salió sutilmente del cuerpo desplomado, solo se mantiene fija, como a la expectativa… pero a la expectativa de qué?
Antes de que encajara el abrecartas en su corazón repetidas veces, el acuerdo era, que el que se mantuviese con vida le pondría el nombre a la teoría que casualmente habíamos desarrollado al mismo tiempo y con las misma conclusiones, quedamos que quien con sus argumentos defendiera con mas ahincó la hipótesis, se quedaría con el merito ante en sindicato médico…
Bueno… he de ser sincero, no tiene caso que mienta, realmente la lucha no era a muerte, ese fue un pequeño accidente.
Se suponía que solo íbamos a definir mediante un discusión, quien había realizado mas aportaciones, las cosas se salieron de control, hubo insultos, y empujones.
Odio que me empujen,
Además!!! El inició la agresión física cuando le dije que en la sección de la separación molecular del organismo pluricelular había cometido un error garrafal.
Se le subió el color al rostro y me empujó, así es, me empujó con tal fuerza que caí con los codos en el escritorio.
Todos mis documentos volaron por doquier, el orden secuencial de la investigación se perdió en el suelo. Fue donde vi el abrecartas, brillando en su esplendor, dándome una señal de que era hora de acabar con las palabras e iniciar con las acciones, así como en una investigación uno tiene que dejar la teoría para convertirlo en práctica.
Apuñe con fuerza el abrecartas y sin pensarlo dos veces, me viré contra el insolente colega que se burlaba a carcajadas de mi y lo apuñale en el corazón incontables veces,
Ví brotar la sangre de su pecho tiñendo de rojo su blanca bata. Me abrazó con fuerza antes de desplomarse al suelo, su atuendo se manchó también de su sangre.
Mis ojos perplejos contemplaban como se deslizaba entre mis brazos al piso, su mirada acuosa se mantenía fija en mi, sin parpadear, la expresión de su rostro… esa expresión en su rostro!!! Jamás la podré olvidar, sus cejas fruncidas y confusas, la boca entre abierta escurriendo saliva y sangre de las comisuras.
Alcanzó a susurrar algo antes de perder el brillo en sus ojos, con su último aliento preguntó
“¿Porqué?”
Tarde en asimilar la situación, tarde en entender lo que había hecho, la ira se apoderó de mí, no puedo explicar con exactitud qué fue lo que paso, cuál fue el botón que presionó provocando semejante reacción, el empujón ¿quizás? El hecho de que se atreviera a contradecirme? la idea de que el siendo 10 años menor que yo y de recursos limitados, haya tenido la capacidad de llegar a las conclusiones que llegue en menos de tres años, siendo que yo le he dedicado mi vida entera a esta teoría?Su juventud, su inmadurez…
¿Cómo es que se atrevió a empujarme?
Impertinente muchacho!!! Sin educación y falto de decoro.
Definitivamente el empujón me lo ha provocado...

Texto agregado el 05-05-2013, y leído por 128 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
23-05-2014 Creo que el texto debe ser bueno, pero tanta adjetivación me hizo desistir. NeweN
 
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