Aquel Mexicano decia siempre que Mexico se escribia con X.
No estaba de acuerdo un linguista, y catedràtico de la lengua Española.
Que decia que aunque se pudiera decir Mèxico con X.
Lo apropiado y a ser lengua Española seria decir Mejico con J.
En està discusiòn estaban enredados estos dos amigos., cuando entrò un cojo en aquel lugar de borrachos y pendencieros.
Se llamaba la cantina del olvido aquel cojo venia con vientos del Este.
No traia buenos augurios preguntò por el quemao segùn èl le andaba buscando.
Por motivos personales, tenian que saldar cuentas., y en esto entro el manco.
Asi se le llamaban al pobre Ezequiel sufriò un accidente que lo dejò sin un brazo.
Y andaba con un garfio como repuesto, era grande y robusto.
Y con aquel garfio,, mas parecia un pirata malvado que un pobre infeliz sin trabajo, ni esperanza.
Acto seguido entrò la mulata, la furcia mas deseada del lugar, era joven y bonita.
Y todos jurarian que se metiò a puta, solo por gusto, pues a nada le hacia ascos.
Si le daban buenas perras, gozaba como una perra todos sabian que no disimulaba.
No era de esas, que por dinero finge hasta en eso era diferente y autentica.
Cuando entrò todos los borrachos y no borrachos se acercaròn a ella.
Todos hacian a puestas para llevàrsela a la cama sin pagar un duro.
Pero ninguno consiguiò nunca esa proeza, ni siquiera los guapos y apuestos jovencitos.
Por fin hizo acto de presencia el quemao se quemò en un incendio que el mismo.
Provocò cuando se quedò borracho y dormido, tuvo suerte de que alguien pasarà
por su casa antes que està fuera pasto de las llamas, y no quedarà de su cuerpo
ni siquiera las cenizas.
Cuando entrò el cojo se acercò a èl y empezaròn una discusiòn que acabò
en puñetazos, todos los miraban y se reian, siempre era lo mismo.
El quemao apenas veia de un ojo, y el otro lo tenia cerrado por las quemaduras.
El cojo que era bajito y muy canijo, se enredaba con los brazos y rara vez daba en el blanco.
Se caia, y cuando esto sucedia el quemao se inclinaba para ver donde estaba.
Era algo pintoresco y còmico nunca atinaban a darse era como un baile de desatinos.
Se podian tirar a si toda la noche, mientras tanto el resto de los alli presentes seguian.
Como si nada nuevo ocurriera, la verdad que todo aquello era mucho mas divertido.
Que cualquier espectàculo que uno pudiese imaginar era sobre todo barato, divertido y esperpètico.. |