Quizás el primer caso fue el del Capitán Carl Watkins, su misión era rutinaria el blanco ya estaba preestablecido, La CIA había identificado con un 85% de certeza a un cuartel terrorista en el noroeste de Pakistán.
- Halcón negro a Nido… objetivo localizado procedo al armado de misiles
- Nido a Halcón Negro, afirmativo luz verde para disparo.
Como tantas otras veces el Capitán esperó a que los sistemas de armado de armamento fijaran sus misiles al blanco… una señal en el panel de su avión bombardero indicó parpadeando que el misil estaba armado y listo para disparar. El cosquilleo habitual de adrenalina inundó su cuerpo, descubrió el botón disparador y lo oprimió. Una leve sacudida le aseguró que el misil estaba en vuelo.
De pronto los sistemas defensivos de la nave le indicaron que estaba bajo amenaza, el misil, sin razón alguna había cambiado su trayectoria y ahora se dirigía a su encuentro. Nuevamente la adrenalina lo invadió, algo había fallado, insultando a los fabricantes del misil habló por última vez con el comando de operaciones establecido en el portaviones Midway en el golfo Pérsico.
- Halcón Negro a Nido, el misil ha fallado ahora soy su nuevo blanco, aborto la misión e inicio maniobras evasivas, repito, inicio maniobras eva…
El ruido estático en la radio del centro de control fue el mudo testimonio de que algo muy extraño empezaba a ocurrir.
El año 2010 no empezó mejor que sus inmediatos predecesores, el mundo, cada vez más superpoblado, estaba gobernado por potencias que, ya sea por apropiarse de los últimos recursos críticos como petróleo, agua, alimentos, o simplemente por odios justificados en la diferencia de razas, credos o ideologías se encontraba al borde de una guerra mundial.
Las sociedades en las distintas ciudades del planeta sufrían resignadas el flagelo de una violencia abierta y descontrolada bajo la forma de crímenes, violaciones, robos, secuestros y de otra violencia, más sutil pero también más generalizada, personificada en las clases políticas. La presión tributaria, orientada a enriquecer al gobierno corrupto de turno, a sus socios de la oposición y a sus empresas afiliadas, sumado a la pobreza, la falta de educación, de seguridad, y de servicios básicos auguraban un año peor que los anteriores, pero de pronto algo sucedió, sin aviso previo, extraños sucesos comenzaron a ocurrir en el primer minuto del primero de febrero del 2010.
En la frontera de las dos coreas, luego de constatar su inutilidad, ambos bandos habían abandonado las armas y habían retrocedido de sus puestos de avanzada ante la mirada atónita de sus superiores.
En el pacifico sur una nave ballenera había zozobrado por causas desconocidas en el instante en que su tripulación se disponía a arponear una ballena y sus crías.
Un violador había sido misteriosamente apuñalado por la espalda en el momento en que se aprestaba a consumar su aberrante acto.
Una persona secuestrada había logrado liberarse ante la extraña circunstancia en que su captor de turno había sufrido un infarto.
Un abusador de niños había caído fulminado por un rayo en el instante en que se proponía someter a una niña en un parque de juegos.
Una agrupación terrorista fundamentalista había volado mientras construían explosivos para atentados.
A la hora de comenzado el día, las extrañas noticias saturaban los medios de comunicación masiva. Internet logró funcionar otra hora más hasta que finalmente colapsó.
Las armas de guerra se comportaban de una forma extraña, se volvían contra quien las usaba, explotaban o simplemente se negaban a funcionar.
En Estados Unidos, todos los sistemas misilísticos dejaron de apuntar a sus blancos en países lejanos y misteriosamente reorientaron sus trayectorias hacia unos nuevos, los expertos tardaron solo unos minutos en descubrir que los nuevos blancos eran la Casa Blanca y el Pentágono. Quince minutos después un pálido presidente norteamericano daba la orden expresa de desmantelar todos los misiles, poco después caía en un coma profundo e irreversible.
Similares situaciones ocurrían en China, Israel, Francia, India, Rusia etc. Mientras que, en los países subdesarrollados, se sucedían extraños incidentes.
Un presidente sudamericano había muerto de un resbalón en el baño. En África otro había fallecido junto a la totalidad de su comitiva en un accidente aéreo. En el sudeste asiático otro de un accidente cardiovascular. Los hechos se sucedían en todo el mundo, el planeta era un caos.
Al caer la tarde la especie humana no tardó en encontrar el factor común y el terror se apoderó de todos.
Los gobernantes y millonarios se apuraban a donar sus bienes y propiedades a organizaciones de caridad. Por doquier reflotaban proyectos de mejoras a la educación y salud, baja de impuestos y mejores servicios. Algunos pocos todavía hablaban de “castigo divino” “complot de tal o cual gobierno” hasta de “intervención extraterrena”. No ayudó el hecho de que la fecha fuera tan particular que pudiera ser leída de izquierda a derecha como de derecha a izquierda con el mismo resultado. Pero en todos los casos el temor en sus voces hablaba a las claras de su ignorancia sobre el origen de estos acontecimientos.
Las fabricas de armamentos enfrentaban demandas millonarias, de nada les servia probar que sus armas funcionaban contra blancos inertes. Eran totalmente inútiles cuando se pretendían usar contra otros seres humanos.
Las fábricas clandestinas de drogas eran inmediatamente incendiadas y abandonadas.
Las armas eran destruidas o simplemente abandonadas en la calle, donde nadie las recogía.
Al anochecer, reconocidos criminales, violadores, gobernantes, empresarios, y líderes de movimientos radicales de todo el mundo junto a menos conocidos personajes habían caído como moscas por las causas más diversas y extrañas.
Cada ser humano entendía que, por algún motivo, una fuerza superior estaba otorgando la justicia que los hombres no habían logrado imponer, y los que aún no la habían sufrido en carne propia se apresuraban a rectificar el rumbo. Solo en el continente Americano ya se contaban en más de diez millones las extrañas muertes y accidentes.
Sobre la medianoche el planeta comenzaba a recuperarse del golpe, los noticiosos funcionaban ininterrumpidamente dando noticias y reportajes. Entre tantas autoridades, gobernantes, y líderes de distintos credos hubo una entrevista esa noche que llamó la atención de todo el planeta.
El Dalai Lama salía junto a otros lamas de un retiro espiritual en Dharamsala, India, cuando un reportero lo entrevistó para solicitarle opinión sobre lo que ocurría. El decimocuarto Dalai Lama tibetano, Tenzin Gyatso, sonrió tímidamente a las cámaras y expresó:
- No sabría decirle, no hemos escuchado ninguna noticia, hemos estado todo el día encerrados meditando e invocando a la energía superior, para que cada ser humano reciba un poco de todo lo que generosamente da a diario.
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