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La faldita floreada se balanceaba en las piernas firmes de aquella que caminaba de manera lenta por las calles silenciadas por el ruido de la gente, sí, ese silencio bullicioso que dejaba un vacío, o más bien, un eco sordo en el alma.
La Avenida Caracas estallaba, mientras las seis de la tarde se divertía por los sabores y humores de la gente amontonada en las movilidades, en el transporte público, pésimo amigo del ciudadano, pero más se divertía con los “trancones eternos “que dejaban el amargo sabor del retraso en los paladares y el mal humor impregnado en cada uno de los habitantes de la avenida caracas.
Ella, quien desconectada de la Bogotá de las seis, caminaba hacia la estación Flores, pensando y llorando a sus adentros por el abandono de días anteriores, de Él, quien prometió la luna el anterior martes y el sol un jueves nocturno, mientras Él exigía –por las promesas- la miel juvenil de Ella. En la estación la gente atestada buscaba entre dientes un espacio en el bus del Transmilenio, y donde no había espacio, el bogotano lo encontraba, es así, que Ella tuvo que conectarse de nuevo a la ciudad y subirse para después bajar en la estación Marly, la gente del Transmilenio siempre diferente, de todos los colores, de todos lugares, de todo bolsillo se entremezclaban y así se olvidaban entre ellos para desaparecer después; Ella era una de ellos, bogotana, templada de carácter, sobria de besos, pero perfecta amante, no en la cama, ahí era una completa inexperta, pero amaba con perfección, sí, ese amor inocente que lo entrega todo y pierde hasta lo que no tiene, que nadie lo enseña, que solo nace, que se goza; así era ella, la bogotana que lloraba en los rincones de sus labios, jóvenes, anteriormente ilusionados por otros morenos labios que prometían y besaban y juraban ser el príncipe azul de antañas leyendas que le contaba la abuela Raquel en su olvidada Tolima.
Salió de la estación Marly, en dirección a la calle 50, trató de meterse más afondo en su chaqueta azul por los escalofríos que sentía cada vez que se acercaba a la puerta azul de su destino, caminaba con la mirada perdida, ya sin contener la traicionera lagrima que descendía sobre el inocente rostro y en caída hacia la floreada falda azul. Miraba sus botas negras que le había regalado Él en su cumpleaños, y lloraba más por recordar que fue ese día donde la luna le dio la oportunidad de entregar su más caro regalo, fue esa noche donde la inocencia dijo el adiós que Ella no esperaba, y fue esa noche donde Él sacio el esfuerzo de su paciencia.
Miraba sus manos pequeñas y recordaba como ellas fueron las primeras en caer a la trampa del “amor de su vida”, las culpaba por ser las iniciadoras de toda esta pesadilla; ellas quienes se dejaron tocar por las morenas manos de Él, las poderosas manos que sin miedo, más bien, sin misericordia destruyó toda resistencia de esa flor de 17 años. –Está allá- se dijo en voz alta y caminó más lento, casi sin caminar, arregló su faldita azul, se repuso la chaqueta, arregló su cabello castaño y respiró hondo mientras se limpiaba las lágrimas; los nervios de la pobre niña castigaban al cuerpo que no podía controlarse, otra vez la traicionera lagrima caía sin aviso; ya era tarde, las lágrimas no podrían hacer nada, la puerta azul estaba a centímetros.
Su amorosa y muy católica madre le abrió la puerta, le dio un abrazo y la besó como siempre, y salto la pregunta que catapulto el llanto:
-Giga ¿cómo te fue en el medico? Los mareos son por una infección ¿verdad?, ya te decía mi niña, no tienes que comer donde sea, en la casa siempre hay algo para… ¿Por qué lloras?


El Mesiaz.

Texto agregado el 25-04-2013, y leído por 258 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
25-05-2013 Muy buen cuento. El jetón por amarrete y no comprar un condón le arruinó la vida a la chica y se metió en flor de lío. Para hacer un final feliz que nos conforme a los románticos tendría que haberle creado dos hermanos a la chica, dos hermanos campeones de boxeo. ***** zumm
07-05-2013 Buen cuento, en su esencia... Yo intentaría quitarle palabras y creo que funcionaría mejor. Cosa de estilos. Me gustó sendero
06-05-2013 Pobre chica. La inexperiencia le pasó factura. Saludos. Azel
06-05-2013 Siempre un placer Mesi querido! mis muacksss al cubo y un montón de************* nanajua_
03-05-2013 Has escrito una historia-excelente tu redacción-que no tiene desperdicio. Puede ocurrir en cualquier ciudad del mundo, y ser protagonista cualquier muchachita enamorada. Algún día visitaré Colombia.+++++ crazymouse
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