Una carta tiene el sabor de varios gustos, las mias estàn llenas de: calor, ternura, admiración, amor, odio, rencor, miedo, angustia, una vida resumida sobre una hoja.

Una carta significó, mi comunicación hacia la soledad y lo posible. La soledad porque me permitía - y me permite todavía- mostrarme como soy, què quiero, què espero; lo posible, porque es la mejor estrategia de estar presente.

La carta, para mí, es el móvil de los sentimientos recónditos, de las pasiones jamàs dichas, de las incógnitas. Por eso, cada carta recibida y escrita, se encuentra bien guardada.

Una carta, tambièn sirve para envalentar al màs cobarde y sobretodo enriquecer la imaginación; vivir a dónde el cuerpo no te lo permita, sea por el espacio o tiempo. Una carta te sirve para percibir la cercanía, tocar lo que ellos/ellas tocaron, vivir lo que ellos/ellas vivieron.

Una carta cibernètica lograrà los mismos efectos?, eso dependerá de cuàn convincente sea nuestra motivación, cuàn fuerte sea el ideal, cuàn fuerte queramos entregarnos a la escritura.

Ciertamente, una carta, tiene diversos motivos: comerciales, notariales, judiciales, que son clasificadas como las administrativas; las de amores frenèticos, las de despedidas, llamadas sentimentalísimas; las de invitaciones, a un duelo, las de amistad, las de enemistad, etc.

Cada una explicando con rigurosidad un mensaje esquivo o profundo
Ahora bien, el lector, debe interpretarla a su manera: equivocàndose, ilusionàndose y vivièndola, dado que sobre la hoja, la cual durante largos siglos sufrió modificaciones y sirvió al ser humano, para  crear, inventar y soñar, se empoza largos siglos de silencio inexplorado.

Por eso, cuando escribo, sobretodo a alguièn a quièn yo entrego el alma el corazón, me aparto de mi casita italiana y me transporto cerquita de èl.