Aquel era un día común y corriente, en la escuela todo fue tan aburrido como siempre; encontrar interés en las materias no fue posible tampoco ese día. Sin embargo al despertarte en la mañana, habías tenido la sensación de que algo haría de ese un día especial y diferente.
Al llegar a casa notaste que estaba sola igual que siempre, tus padres después de todo ya no estaban contigo, y tu abuelo te cuidaba desde lejos; todo era monótono y pensaste “creí que sería un día diferente…” reíste sintiéndote tonta por aquel pensamiento. Hacía mucho que nada bueno pasaba en tu vida; pero entonces alguien toco a tu puerta, al abrir notaste que era un chico de hermoso rostro, cabello corto, azules ojos y delgado cuerpo. Te quedaste observándolo como hipnotizada por su belleza y el noto esa reacción. Tras observarlo durante un rato te sentiste sorprendida y algo feliz. “Es el… han pasado diez años… ¿cómo está aquí? ¿Acaso me recuerda?”, tu corazón latía con fuerza y las palabras se amontonaban en tu garganta.
-Aun me recuerdas… -Sonrió con dulzura. Sentiste ganas de llorar y lanzarte sobre él para abrazarlo.
-¡¿Cómo no recordarte?!¿Donde has estado? ¡¿Por qué me abandonaste hace diez años?! –Tus lágrimas eran incontenibles, dabas pequeños golpes en su pecho.
-Lo lamento… te he buscado por casi todo el mundo… recuerdas lo que te dije aquel día? -Te abrazo. Por supuesto que recordabas lo que te había dicho, “te amo… volveré por ti dentro de poco… cuando nos volvamos a encontrar cásate conmigo ¿sí?”
-Claro que lo recuerdo… te he esperado durante estos diez años con aquellas palabras taladrándome el corazón… ¿cómo pudiste decirlas así y después marcharte? - Sin pensarlo se lanzo sobre ti y te beso. Tantos años soñando con aquel encuentro, con aquel dulce beso, con aquellas finas y grandes manos que te abrazaban con fuerza… tantos años soñando, para despertarte y darte cuenta que nuevamente todo había sido un sueño.