EL HOMBRE Y LA AMBICIÓN...

Cuando hablamos de la vida del hombre podemos mencionar muchas cualidades y destrezas, que cómo personas contamos desde el momento en que nacemos. Entre esas condiciones y habilidades encontramos la originalidad, creatividad, la confianza, etc. Pero una de las más importantes para la realización cómo hombre es la ambición.

Esta cualidad es la que impulsa a las personas a mejorar en todos los sentidos. Es lo que los incita a hacer las cosas que consideran imposibles o muy difíciles. Los obliga a arriesgarse por lo que quieren y por lo que consideran inalcanzable. En lo que respecta a esta cualidad se puede decir que puede ser considerada como buena y mala dependiendo del uso en el cual se utiliza. Cuando esta ambición es usada de manera indebida, podemos arruinar no solo nuestras vidas sino también la de las demás personas. El equilibrio y la sensatez en el uso de esta habilidad es la clave para una realización satisfactoria y correcta de la vida humana y cómo consecuencia de la dignidad humana.

La ambición no siempre será llevada en una manera digna y responsable, pero cuando esta cualidad es llevada con responsabilidad y con mesura las personas pueden llegar a ser muy felices porque se darán cuenta que por más cosas materiales que tengan sino tienes a alguien con quien compartirlas y disfrutarlas nunca podrás alcanzar ese grado de felicidad tan anhelado. Es por eso que la dignidad humana y la ambición tienen que ir mano a mano para poder hacer buen uso de nuestros deseos e impulsos y no salirnos del buen camino. En palabras más sencillas y vulgares: «Una vez más queda demostrado que la avaricia es aquella que causa la rotura del saco», a otros la única ambición que nos queda es simplemente poder sobrevivir en este mundo tan desigual. Donde la escala social y su ambición nos conducirán al extermino, ya que no respetan ni leyes, ni naturaleza ni personas o números que es lo que somos la gran mayoría de los seres vivos. «Cinco millones de parados, 120 millones de gallinas, tres mil ovejas, cuatrocientas barras de pan etc.» para los que ostentan el poder todo es cuestión de números y a mayor cantidad, mayor es su propio beneficio.


©Francisco Izquierdo.




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