Se derpierta y arremete con su furia, el mundo tiembla bajo su poderío. Ciudad Trinacria se desviste en escombros y vuelve a eregirse pavorosa de su presencia, porque cuando la bestia gigantesca de cinco bocas ruge, escupe saliva fulgorante en todas direcciones devastando lo que encuentra. Solo ella, Agata, pudo detenerlo en su cólera mortal, con su fe y la túnica blanca del sacrificio, lo acarició tiernamente, y le cantó una canción de cuna.
Desde entonces, de la bestia encantada solo se sienten gritos ahogados y solitarios, desborda lágrimas candentes que se petrifican como rocas negras, dispersas desde de la montaña hasta la orilla del mar. Mientras los habitantes de la ciudad por generaciones rinden tributos a la memoria de la joven, llamada “santa” en agradecimeinto por el milagro y rezan en su nombre para que regrese en espiritu y entregue a la bestia a los brazos del Dios Morfeo por toda la eternidad.



*Humildemente es una leyenda que he escrito sobre el Volcàn Etna y la Devociòn catanese a la Santa Agata, en español: Santa Agueda.