Dedicado a Angelita que supo vivir y también por desgracia morir. Araste mis campiñas desecadas regaste con cascadas mis sarmientos las cimas de mi cuerpo calcinadas tristeza su erosión, mi llanto viento. Sembré en tus entrañas suavemente semillas voluptuosas que hay en mí y tú fructuosamente con mi siembra en pródiga cosecha te vertiste. Vinieron golondrinas a anidarse se posaron mariposas, colibríes arco iris de colores te dejé cuando incansable araba sobre ti. Temblor trepidatorio me causaste cuando lejos te fuiste y te perdí tu muerte ha secado esos aguajes que un sentido le daban a mi vivir.
Texto agregado el 22-04-2013, y leído por 210 visitantes. (2 votos)