UN RARO RELATO
La que comenzó la historia fue mi mujer .- Vos estás medio raro. Me dijo un día, así como al pasar.- Vos estás medio raro... Y lo dejé correr. Hacía tiempo que no tenía en cuenta sus comentarios, sería una más de los que me prodigaba en los últimos tiempos de nuestra desgastada relación, una variada utilización de adjetivos que tenían por fin, romperme las pelotas, simplemente eso, romperme las pelotas. Yo adopté una actitud de gandhiana a pesar que cada día era más devoto de San Barreda. No te calentés Neco, me decía, ya se va a cansar o se muere del veneno, y como única respuesta canturreaba algún tanguito temáticamente apropiado, y la gorda se desahogaba golpeando lo que tenía a mano. Pasé de ser sucio, a sordo, ciego, torpe, viejo, inútil, machista, puto, no, puto nunca me dijo, por lo contrario, a mi solo me importaba eso, decía metafóricamente y buscaba otros epítetos que suponía podrían hacerme reaccionar, para convertirse en la mujer golpeada. Y yo, tranqui viejo, ni un si ni un no, hasta que cambiaba de tema. Pero esto de que estás raro, a diferencia de lo anterior, se volvió permanente y obsesivo, al punto que comencé a preguntarme si en realidad había, o manifestaba, algún síntoma de esta anomalía en mi personalidad. ¿ En qué estoy raro, cuándo estoy raro ?.... al punto que comencé a preguntarle a mis amigos y compañeros de laburo.- Che, vos me ves algo raro, a mí ?....-Si es verdad, a vos no te comenté nada, por que me ibas a salir con una pelotudés. Pero la cosa es que la pregunta capciosa e incriminatoria de mi mujer alcanzó su punto máximo cuando mis hijos, por separado me dijeron. -¿ A vos te pasa algo viejo?....- No, por ?... - Porque estás medio raro... Cagamos, yo sabía que no eran voceros de la madre y ahí si me preocupé, así que lo llamé a Carlitos, si ese, el psiquiatra, le conté lo que me estaba pasando, él dijo que nuestra relación de amistad lo inhibía y me derivó a una psicóloga amiga, Eva Ruits, muy amiga, enfatizó. Llegado a este punto todo lo que te conté carece de importancia. Vos sabés que yo respeto a la psicología como ciencia del conocimiento, pero eso de la terapia, siempre me pareció un curro, pero bueno, en realidad yo no quería curarme de nada, solo quería saber si estaba raro, que tenía de, y porqué ?...
Así que pedí un entrevista. Te la hago corta. Voy, me presento.- Soy Neco, vengo de parte de Carlos Keen....- A si, Carlitos me hablo de vos, sentate. Y me señaló un cómodo sillón reclinable mientras ella lo hacía en uno similar, frente a mi. Era una veterana, con pinta de concheta, con berretín de pendeja. Pelo lacio, rubio teñido, corte desparejo a la navaja, buenos ojos claros, buenas gomas siliconadas, de sus caderas pulposas nacían un par de lindas gambas, largas y torneadas que mostraba generosa a partir de una escueta minifalda. Carlitos, me había preparado,un menú visual apetecible, y yo agarré los cubiertos. El turro conoce mis gustos...Volví a su rostro, sin maquillaje, mostraba a una mina confiada en sus encantos. Solo sus labios sin pintar, carnosos y de estrías profundas, deschavaban sus años, pero le daban una interesante cara de vicio insatisfecho. Una mirada interrogante acompañó su pregunta .- ¿Y cual es el motivo de tu visita, Neco ?... Dijo Eva, inclinandosé hacia mi , mientras cruzaba sus piernas tostadas, y estiraba su mini para una misión que no podía cumplir.
.- Es, que dicen que estoy raro...
.-¿ Qué es eso ?...Vos te sentís raro ?...
.- No, mi mujer y mis hijos dicen...
.- Y, cual sería el motivo de tu consulta. Vos no sabés, o sea que venís por lo que dicen de vos, pero tampoco sabés porque lo dicen y pensás que entre los dos podemos llegar saberlo ?...¿ Le preguntaste a ellos porque te dicen que estás raro?....
.-No, ellos me lo preguntan a mi.
.- Qué raro !!!.
. Si, muy raro...
Nos quedamos un rato en silencio, ella mordisqueaba el bolígrafo en actitud pensativa, yo bajé mi vista hacia sus piernas que se descruzaron y mostraban un camino convergente hacia un horizonte oscuro y luminoso. Ella registró mi mirada.
.-En qué pensás ?...Me dijo sugerente.
.- En nada, tan solo te contemplaba. Y vos ?...
.- En lo mismo que vos...
Días después. Mi mujer.- ¿ Adonde vas ?...
.- A la sicoanalísta.-
.- A la sicoanalista, vos ?...Qué raro...
el maldito
|