Mis años recorren caminos de tierra y agua, de vientos y fuegos, y de corredores que conciben la aurora.
Me encuentro en los salones de una gran casa o mansion rodeada por jardines, hombres grandes de seguridad y otras cosas. Desconozco al propietario. Soy invitado por una periodista de un importante diario frances que habla el castellano. Tuvimos cierta aventura juntos por un desierto de estas tierras.
El publico que aqui abunda se compone de grandes señores de distintas latitudes, idomas, razas y rangos elevados o triunfadores por las cosas que los rodean. Emperadores del tanto porciento, santos de las guerras justas, cientificos de las estadisticas, filosofos de periodicos, letrados del comercio, programadores del futuro, dueños de almas y sus designios, reyes de vastas tierras y sus politicos. y yo, perdido o invisible dentro de esta multitud de gente buena siempre imprecindible en nuestras sociedades sanas y cultas. El porque de yo estar aqui le pertenece a otro sueño.
En los dialogos banales o triviales que escucho en lenguas que conozco o creo comprender, presiento a todos los presentes presos de una inteligencia rapaz, vendedores de sonrisas a presio del oro, y proyectando sus figuras inventadas para poder andar mejor entre las cosas.
Estoy al borde de una gran mesa consagrada en comidas y bebidas famosas; me arrimo al gran Otelo, encargado de decapitar cavas y lo que se me ocurra de brebajes exoticos; cuando llegue habia dos listones de un sol dorado recostados oblicuamente sobre esta mesa generosa y enseñando los amplios limites de un jardin exterior habitado por innumerables flores paradisiacas; nadie habla de esas rosas.
Estoy bebiendo de esta gran mesa junto a otras bestias como en esas lagunas en los desiertos africanos que estoy visitando, punto de reunion diario de todos los animales, insectos y aves que componen esas selvas. Presiento un par de ojos codiciandome, alerta, una fiera esta buscando su presa. Las luces se renuevan en colores electricos noche, dentro y fuera. Alguien se me hacerca por mis espalda entre el tumulto de cuerpos sedientos.
Mide mis fuerzas con una mano de seda, huele mi nuca, me acaricia el lomo, baja suave a mi trasero y acaricia su circunferencia, me cerca el brazo con sus dedos ahor, mira fijamente a mis ojos mientras bebemos. Una leona, el libro de mi destino se habre en una pagina del futuro, el piso se me hace blando, como esponjoso; su mano en mi torso sintiendo un pendulo histerico; sus ojos delatan lo que no tienen necesidad de pronunciar esos labios carnosos, lujuriosos, encantados. Mis manos salen de caceria por su cuerpo partiendo de su cintura; su aliento envuelve mis sentidos, la lengua moja mi oreja, muerde, ronronea, juega, aspira mi cuello, besa; dice en susurro que mi piel huele a bebe.
Nos escapamos del humo y del ruido. Nos internamos en una habitacion de manicomio. Nos deshacemos de nuestras prendas y prejuicios; nos olemos como caninos buscando nuestro sexo; nos encontramos; nos chupamos; nos mordemos; nos comemos. Hurgamos en nuestras verguenzas con los osicos de un roedor, llenamos de pelos y olores el territorio; nos embestimos como dos felinos salvajes llenado el aire de gritos de batalla; nos revolcamos sobre sabanas empapadas en nuestros sudores y aguas de plomo fundida en luz liquida; nos desvanecemos; nos miramos; nos devoramos con la furia de dos locos alterados; nos acribillamos, nos matamos, nos morimos; resusitamos, nos deceamos, nos babeamos; como dos ciegos estudiando anatomia con las manos, nos excitamos, nos taladramos, nos desmallamos. Nos presentimos, nos fasinamos, nos penetramos; nos acribillamos, nos estremecemos. Nos agazapamos, nos acariciamos, nos levantamos; jugando al Adan y Eva sin paraiso prohibido, nos entregamos...
El sol nos descubre atrapados entre los marcos de un gran espejo haciendo acrobacias, o pruebas circenses. La habitacion: Como una gran civilizacion despues de haber sido invadida por los barbaros.
Ahora estamos caminando juntos. Ella es Afrikaner y conoce lugares que un extrangero le esta prohibido entrar, me los enseña.
Ahora estoy en mi balsa navegando por otro sueño y dirigiendome a otro mientras escribo y miro esta fotografia del recuerdo. Escribo para no olvidar.
Si lo cuento en el bar a mis amigos cuando llegue con mi equipage de aventuras, diran que por fin sueño un sueño como se sueña.
Pero yo se de sueños con sabores distintos.
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