He expuesto mi carne en la vitrina,
para impregnarme
con el humus de la vox pópulis.
Me sazoné demasiado,
estaba hasta el cuello de sus improperios,
pero enjuagué mi medula melódica en sales
y pimienta.
Reset desperté en una esquina,
y la maquina sol,
ya no me acaricia las entrañas,
ni me añeja.
Tal vez esté más cerca de la luna,
remojando el instinto en leche (como galletas)
tardando lo que normalmente los omniscientes tardan.
Lejos,
ya no es un tramo interesante,
intente que la proteica trama
sea coherente y no excitante.
Ya no me vacilan,
las antónimas temporadas en el edén,
puede que la efervescencia
se tranquilizó en este vaso
y este vitro vulgar condensó
feromonas,
inundando las carnes de mamíferos.
Probablemente encaje mi ego,
en sus ventanas de caramelo
y la diabetes me engalane por completo,
mi complejo decaiga como los claveles de mamá en invierno.
Guardó la posibilidad
de que mi canoso corazón,
tenga el tip para engañar
al polígrafo.

-Y si conozco a alguien, lo dejo todo, todo.