Sé que siempre me siento al borde de la ciudad,
solo acá puedo encontrar paz,
es mi micra de apoteosis,
unos instantes.
No estoy muerto,
pero estuve decidido a perder los hemisferios
como de costumbre, putear al control en mi cama
yo y un destilado agriazul.
2 días, utopicismo total
apoyado en la madera tibia y sentenciante,
liberando mis bocanadas en telarañas sin arañas
entre la política incorrecta que me sume tras las 4 a.m.
Botella revoloteante por las melodías ambientales
de mi walkman, que mil veces se alboroto en mi bolsillo, o entre una falda (queer).
Pero ese no es el caso,
aca no hay revolución o más bien mi cabeza a veces
va a mil revoluciones por minuto,
el hambre es una pausa cesante
y me acuerdo que fui parido en un jardín, al revés.
El caso es que ahora estoy sobre la ciudad,
liando un cigarro,
de 6 p.m. a posiblemente la muerte de mis groupies moscas.
La pena se diluye en Ataud,
con mi urea,
mi malvada uretra pensante
visitadora de felicidades.
Ahora que no hay nadie en estos renglones,
y el desgaste me sienta bien,
escribo mis versos mutilantes, decrépitos,
gastados, poco vistosos para tus pupilas criticas de arte.
Me senté afuera de la catedral a denigrar mi santa ponzoña,
a saborear esta madrugada que se añeja cada segundo,
un sabor distinto por cada pulsación de mi canoso corazón.
Ahora tenderé mis papeles de ensayo (cebollas),
sobre una de estas bancas que atienden prostitutas,
drogadictos, borrachos y por supuesto;
yo recordando mis decenas de aventuras en el colegio de monjes,
como cuando volé sobre las misas y probé mis primeros cigarros,
Winston sobre un retrete cagado.
Una lagrima sobre doble decena de dunas de alquitrán,
doble decena de lámparas alumbran este nuevo día
y aun ni un sol se ha parido en este toxico plano.
La reinvención era un hecho,
de hecho estoy elaborando otro amasijo de poesía (anti-poética / urea),
no para los feligreses de hace unas semanas rindiendo cánticos a lo etéreo,
posiblemente mis letras sean participes de una de esas orgías de bohemios,
liando marihuana y bebiendo licores fabricados por ellos mismos,
por espíritus "Do it yourself",
danzando alrededor de trashumante humo azul.
Me voy a mi cuarto,
a defecar leyendo Nausea
y esperar que lleguen las cortinas de humo,
a mi puerta,
a estrenar mis curaciones de caries
embadurnando de hiel mis croissaint,
tallando mi amasijo anti-todo.
-Menester |