Y si la ceguera no te dejara caminar
Por los acantilados de la imaginación repentina,
Y si mi extremidad no fuera lo suficientemente presta
Para evitar la perpendicular caída,
Y si tus pasos fueran más amplios que los míos
Que tornarían la ventaja en gran lejanía,
¿Qué nos depararía la próxima estación,
Bajo la penumbra de aquel viejo pensamiento?

Y si la confianza no encontrará nuevos aliados en la lucha
Dejando inconclusa la agenda pendiente,
Y si las horas marcadas en aquel triste almanaque
Se convirtieran en tan solos meros guarismos sin nombre,
Y si el mañana no llegará al alba como ayer
Convirtiendo el hoy en un torpe remedo de lo sucedido,
¿Dónde podría esconderse la furia motora
Para no acabar convertido en cenizas?