Lo último que se pierde cuando te conviertes en fantasma son las manos, los fantasmas miramos el mundo através de nuesrtas impotentes manos traslucidas y peleamos con ese zapato obstinado en permanecer en medio del pasillo, ese zapato que nos ganará las futuras mil batallas. Hasta los objetos más cotidianos se vuelven infinitamente pesados cuando eres un fantasma. Hablar de un zapato en el pasillo con el que tropiezas mil veces es una forma de no nombrar la piel, No. No se habla de piel cuando se habla de fantasmas. No se menciona el roce suave de una piel contra otra piel. No se dice nada de las caricias. Añoran mucho la piel los fantasmas, pero como tampoco tienen voz pues poco importa.
La fantasmas pierden la voz de no usarla obviamente, simplemente se atrofia, Es un proceso largo: los fantasmas no quieren hablar y cuando lo hacen los que la oyen la recuerdan, pero que ahora les suena ajena y fría. Las conversaciones de los fantasmas, por otra parte, son aburridísimas solo hablan de ellos y de sus pequeños procesos de desvanecimiento. La última vez que habla un fantasma hace mucho tiempo que ya nadie les echa de menos.