El resumen de un día es el recuerdo de las voces escuchadas que resuenan en la cabeza de quien se sumerge en el silencio nocturno. Llegan amortiguadas, con una especie eco onírico. Puede resultar extraño, pero no son reproducidas en un orden cronológico, sino de forma arbitraria, caprichosa. No tienen que ser tampoco las más destacables o las más importantes las que deban llegar en primer lugar a la mente, sino las más deseadas quizá. Las voces importantes se suceden con otras superfluas en tanto imágenes de rostros sombríos se desvanecen para dar paso a luminosas facciones llenas de color. En el silencio de la noche, esas voces que nacieron y murieron durante el día vuelven a resucitar, pero en vez de estar sus creadores presentes para darles sonoridad a través del aire que respiran, arriban al interior de los oídos del receptor por medio del infatigable recuerdo que da el vivir.