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AMOR DE JUVENTUD
“Se te va a caer el pelo de tanto peinarte”, fue la hipérbole que exclamó su mamá para referirse a la intensidad con que Luis se peinaba frente al espejo, -Tienes más de una hora tratando de arreglarte la moña, terminó diciendo la irritada mujer -. El joven luchaba por acomodar el bucle de su abundante cabellera, pues para la época se constituía en el último grito de la moda, utilizando las palmas de sus manos para aplastar la luenga melena , finalizando el ritual rutinario con la inserción de sus dedos entre la frente y la porción de cabello que la cubre, subiendo lentamente a ras sobre el cuero cabelludo hasta introducir totalmente los cuatro dedos más largos de su mano derecha, para luego bajarlos de forma suave con movimientos zigzagueados esponjando la sección de cabello intervenida.
Luis se aprestaba para su salida nocturna diaria, desde que cumplió catorce años salía desde las seis de la tarde a encontrarse con un grupo de amigos en el parque El Centenario, con los cuales hablaba de temas variados, pero con la única intención de poder ver, aunque sea de lejos a su amor platónico, Lucía.
El adolescente revisaba su vestimenta una y otra vez, limpiaba sus zapatos, arreglaba el cuello de la camisa, y por último se dirigía a una vieja vitrina en la que se guardaba celosamente el más grande tesoro de la familia, un considerable número de libros ordenados, entre los que se encontraban textos de Español, Biología, Geografía, El infaltable Algebra de Baldor, El Atlas Mundial, todos los 22 tomos de la enciclopedia Lexis 22, obras literarias como La Ilíada, Don Quijote, El Principito, El viejo y el mar, Cien años de Soledad, El Carnero y las dos últimas incorporaciones, los best-sellers El verano del Lobo Rojo y El Abogado del Diablo de Morris West ; todos adquiridos a través de la distribuidora literaria Círculo de Lectores, representada por el profesor López, quién mensualmente llegaba a bordo de una bicicleta negra tipo San Tropel, a recaudar la respectiva cuota por la financiación de los libros y a entregar la revista publicitaria en la que se relacionaba todo el portafolio literario que ofrecía la casa distribuidora.
El muchacho se había inclinado por la lectura, disfrutaba de esa actividad al igual que su hermano mayor y su grupo de amigos, por lo que además se daba cierto aire de intelectual presumiendo siempre con un libro bajo el brazo, para ésta ocasión El Verano del Lobo Rojo, exigido a su padre no por el contenido, pues el chaval no tenía idea de que trataba la obra, pues solo llamó su atención el título del libro, razón por la cual le solicitó a su noble progenitor la compra del ejemplar y éste de inmediato respondió a su petición; ya que dentro de la filosofía del Padre de Familia afloraba el concepto de que “En los libros está el futuro de mis hijos”.
Con el grueso libro bajo el brazo, el chico se despide de su madre, quién le recuerda que no se tarde, pues debía asistir al colegio al día siguiente en horas de la mañana, altivo sale de su casa en dirección al pequeño parque, mientras avanza trae a su mente las últimas páginas que alcanzó a leer del libro que presentaría en la improvisada tertulia, tratando de memorizarlas y sintetizarlas para tener argumentos de discusión y análisis, por lo que resaltó el párrafo. "En las tierras atestadas de nuestros tiempos, en las ciudades como hormigueros, los hombres son hechos y deshechos por los hombres. Sus personalidades son talladas, moldeadas, pulidas, formadas y reformadas por el contacto con el prójimo, tal como ocurre con las piedras de los ríos turbulentos. El pasado no los domina, debido a que viven arrastrados por el turbulento torrente del ahora. La tierra no los domina, debido a que está sepultada bajo el asfalto y bajo el cemento, y sus pies nunca la tocan. El mar no les rige, debido a que no lo huelen ni lo oyen, mientras recorren los corredores de ladrillos y cemento, como ratas en un laberinto.
Pero en los lugares primitivos, en las islas y en las tierras altas, el hombre debe adaptarse a los elementos, a la tierra y al agua y al aire cambiante, ya que de lo contrario perece sin remedio. El pasado está siempre presente en él, debido a que la savia del conocimiento y de la resistencia, debe extraerse de él todos los días. La vida comunitaria del hombre de estas tierras no le desgasta tanto debido a que es mas abierta, mas fraternal, mas tribal, debido a que es mas próxima a la madre tierra, y debido a que la conciencia del peligro común, crea vínculo de unidad."

Luis recordaba cada una de las palabras, compenetrándose con ellas hasta el punto de llegar a recitarlas, no sabiendo que éste párrafo influenciaría en su formación y filosofía personal.
Al llegar a la reunión, el saludo eufórico no se hizo esperar, sus amigos, bien vestidos y arreglados, también marcaban la tendencia de que el intelecto debe estar acompañado de la elegancia, convirtiéndose esto en un sofisma, puesto que en el fondo lo que pretendían era llamar la atención del ramillete de jovencitas que también frecuentaban el parque todos los días, entre ellas Lucía, una niña de su edad, que sobre salía del grupo debido a su piel blanca y cabellos rubios como el sol a la que Luis llamaba la “Diosa de Oro”. Entre Lucía y Luis, siempre existió una amistad normal, durante su infancia por ser relativamente vecinos y contemporáneos, coincidieron en muchas invitaciones a la celebración de cumpleaños y primeras comuniones en el barrio, pero cuando la pubertad se apoderó de sus comportamientos y fueron surgiendo las invitaciones para celebrar quinceañeros, la creación de lazos de atracción entre ellos fue inminente, manifestados con miradas y sonrisas tiernas pero nerviosas, debido al fuerte cumplimiento de los preceptos y formalidades impuestas por todas las familias pueblerinas, que determinaban a no consentir noviazgos en edades tempranas. Este tabú los obligó a sellar un pacto de alejamiento, silencioso y sin palabras, solo entendido por ellos, sabiendo que el más mínimo acercamiento verbal, sería la evidencia para confirmar sus sentimientos ante sus amigos, vecinos y peor aún, ante sus familiares. El enojo voluntario no causó sorpresa entre la camarilla de amigos, pues Lucía tenía un temperamento fuerte y no era raro que le dejase de hablar a cualquiera, sobre todo si era a un hombre.
Los días pasaban, las reuniones como de costumbre se realizaban hasta las diez de la noche, todos los días; los tímidos chicos comentaban y socializaban estrategias para el acercamiento al grupo de las chicas, utilizaban tácticas como la de preguntarles sobre algunos temas escolares, puesto que ambos bandos en su gran mayoría cursaban el noveno grado, aunque en diferentes instituciones, también se enviaban chocolates y dulces cuando alguien contaba con la bendición de tener dinero en sus bolsillos.
El grupo de pubescentes sentados en una banca de cemento, trataba de planear la manera más efectiva y contundente para por lo menos entablar una conversación individual, las parejas ya estaban preseleccionadas, cada uno por pura química sabía a cuál de las niñas enfilaría sus baterías para la conquista, se escuchaban propuesta como invitarlas a la discoteca de moda “D´llons Discotec”, pero luego se concluía que por su edad los padres no les darían permiso, además de que existía el estigma de que tal sitio no era para mujeres decentes, con el agravante de que se necesitaría una suma considerable de dinero para una invitación de éste tipo; hasta que a uno de ellos se le ocurrió inventar el arriesgado plan de invitarlas a cine, de inmediato enviaron un emisario al Teatro Colombia para averiguar el costo de la entrada y qué película se presentaría para el fin de semana, al poco tiempo el heraldo regresó sudado y agitado a bordo de su BMX informando que para el sábado y domingo había doble función, de 7:00 a 8:30 pm presentando la película “Brillantina” con Jhon Travolta y de 9:00 a 10:30, “Holocausto Caníbal” de Ruggero Deodato y que el costo de la “boleta” para cada función era de $100 pesos Oro. De súbito se inició una controversial discusión para escoger el día y la película a la que deberían asistir, ya que dentro de los temas más recientes que el grupo había tratado se encontraba el controversial film “Holocausto caníbal”, ya habían leído sobre esto, tenían conocimiento de que presentaba imágenes violentas pero calificada por algunos como una crítica social, tenían el deseo de verla para darse cuenta por sí mismos de lo que trataba y llenarse de argumentos para discernir sobre el alcance cultural y social que pudiera tener el tema. Pero sabían que una película de tal contenido, no sería buena elección para la empresa que emprendía, como sí lo era “Brillantina”. Lo que no sabían los efebos, es que ésta película se convertiría en el conciliábulo que permitiría el encuentro esperado, puesto que ya las doncellas planeaban ir a verla el día sábado, ya contaban con el permiso de sus padres, lógicamente acompañadas por la hermana mayor de Carmen, una de las integrantes del grupo; también ellas buscaban la manera de enterar a sus admiradores, para lo cual armaron una bulla hablando de las cualidades físicas y capacidad para bailar de Jhon Travolta, lo que despertó cierto sentimiento de celo a los muchachos, como también lo había hecho en su momento, el boom del “Grupo Menudo” que para la época ponía a soñar a las jovencitas.
El mensaje subliminal fue captado de inmediato por los jóvenes, la satisfacción invadió sus rostros, por tres razones; primero no tendrían que pensar como extenderles la invitación, segundo se ahorrarían la entrada de la invitada, puesto que ellas entrarían por su cuenta y tercero se acabaría la discusión sobre cuál de las dos películas era la escogida.
Era miércoles, Luis analizaba la situación, pensaba primero en conseguir al menos $200 pesos, $100 pesos para la entrada y $100 pesos para la compra de mecatos que ofrecería a su Lucía, pues sabía de que en su hogar las cosas estaban duras, a pesar de que su padre laboraba con el Instituto de Mercadeo Agropecuario IDEMA y recibía una mesada generosa, éste tenía múltiples obligaciones de tipo económico que limitaban su sueldo al sustento básico de la familia, pero pensó en su tía Elena, la cual tenía un negocio casero, consistente en la elaboración de helados de
vasitos, logrando el pago de $50 pesos diarios por recortar los palillos que serviría de asidero para consumir la golosina, para el sábado completaría $150 pesos más $20 pesos que lograría reunir si no gastaba los $10 pesos diarios que su madre le daba para comprar en el colegio, tendría un total de $170 pesos, suma considerable siempre y cuando las exigencias de Lucía no sean tan desbordantes.
Por otra parte su mente trataba de armar el juego de palabras que utilizaría para declarar sus sentimientos a su “Diosa de Oro”, se apropiaba de frases vistas en esquelas y credenciales, párrafos y estrofas de canciones interpretadas por los “merengueros” de moda entre ellos Juan Luis Guerra y 4-40, Wilfrido Vargas, Ricarena, Los Hermanos Rosario, Sergio Vargas y otros, también exploró los poemas recitados en canciones de Julio Iglesias, Fausto, El Grupo
Miramar, además del vallenato romántico de Otto Serge y Rafaél Ricardo, Los Diablitos del Vallenato y El Binomio de Oro, en fin, el muchacho trataba de organizar el mejor argumento oral para expresarle a su amada por primera vez, los sentimientos que experimentaba generados por tan hermosa criatura.
El día llegó, sábado 6:00 pm, el grupo de amigos reunidos en su sagrado sitio del parque El Centenario, comentaban expectantes sobre los planes que cada uno tenía, socializaban sus tácticas de conquista, además de revelar la cantidad de “botín” que tenían en sus bolsillos, quedando al descubierto de que Luis era el que más poseía y que Enrique solo contaba con $85 pesos, por lo que los otros cuatro amigos aportaron $10 pesos cada uno para completar la cuantía de Enrique.

A las 6:30, el grupo de jovencitas, reunidas en la casa de Carmen, iniciaban el desplazamiento hacia el Teatro Colombia, acompañadas por Clara, la hermana mayor de Carmen, quién tenía la misión de cuidar a tan preciado tesoro. Esperando una distancia considerable, la tropilla de muchachos se dispuso a seguir detrás de la estela de colores y aromas dejada por sus ángeles celestiales, que pacientemente caminaban hacia el lugar que determinaría el inicio del posible romance.
La entrada al Teatro Colombia se encontraba atestada de personas, el tumulto en torno a una larga fila frente a la taquilla anunciaba lleno total, mientras Clara por parte de las damas y Enrique por los caballeros, se apostaban en la hilera para comprar las entradas, las niñas se sentaron en una heladería contigua llamada la Fuente y los muchachos en el corredor del restaurante La Casa Blanca, separados más o menos por una distancia de 30 metros lo que no era impedimento para que se iniciara un juego de señas al mejor estilo beisbolero.
Por fin con los tickets en la mano enrique llama al grupo para disponerse a ingresar al recinto, lo propio hacía Clara. El Teatro Colombia, un gran salón rodeado de blancas y altas paredes, cuyo muro frontal hacía las veces de pantalla, sobre la que se proyectaban las imágenes de la película, el área del Teatro solo se encontraba entechada en un 30%, el resto era descubierto, al aire libre, por lo que no requería de climatización acondicionada, se rumoraba que la parte cubierta estaba destinada para los enamorados, pues era la más oscura, la que se convertía en cómplice para esconder los besos y caricias de las parejas. Era en esa zona que los jóvenes desearían estar, pero sabían que las niñas nunca se sentarían ahí.
La silletería era metálica, dura y fría como solo el hierro puede ser, compactadas en diez puestos separados uno del otro por brazos o descansaderos, para variar metálicos; se distribuían a lo largo del patio en cuatro hileras, dejando un espacio de dos metros entre ellas para permitir el desplazamiento de los espectadores. Clara, sorpresivamente desapareció, dejando a las chicas solas, las cuales se apoderaron raudamente de una de las largas bancas en los puestos delanteros, ocupando sus cinco lugares y reservando los cinco restantes para que fuesen ocupados por los muchachos, como a la postre sucedió.
Al momento de apagar las luces, comenzó un desenfrenado movimiento de reubicación, cada quién con su cada cual, en cuestión de segundos las parejas estaban conformadas. A pesar de toda esa gran cantidad de personas a su alrededor, el amparo de la oscuridad hizo que por primera vez, los jóvenes experimentaran una sensación de intimidad.
La sala de proyección ubicada estratégicamente en el segundo nivel de la edificación, despliega sus rayos coloridos de luz, impactando a la alta y ancha pared frontal, plasmando las imágenes del film. El silencio sepulcral dentro de la sala y la posición inmóvil debido al nerviosismo, hizo que Luis olvidara todo lo que había preparado para decirle a su amada, la cual solo se limitaba a ver la película y de vez en cuando dirigir su mirada tímidamente en dirección a Luis sin mover su cabeza, luego para romper el hielo, Lucía coloca su brazo sobre el frio descansador metálico que separa los puestos, tímidamente Luis también coloca su brazo sobre el separador, aunque tarda varios minutos, pues primero se cruzó de brazos, luego lo colocó sobre su nuca y después lo fue bajando y deslizando suavemente para quedar al lado del brazo de Lucía. Sus manos a escasos centímetros, inician movimientos tenues, roces sutiles que terminaron con sus dedos entrelazados, la tibia sensación que sintieron, simultáneamente recorrió cada uno de los rincones de sus cuerpos, la nueva experiencia generaba reacciones corporales desconocidas que iban desde escalofríos hasta espasmos eupépticos, los cuales fueron interrumpidos abruptamente al encenderse las luces del recinto. El tiempo había pasado y no se dieron cuenta, la película terminó y no lo notaron, la magia desapareció de la misma forma súbita como llegó, resaltada Lucía soltó la mano de Luis y al igual que sus amigas abandonaron apresuradamente sus asientos, dejando a los mozalbetes dentro de un letargo intrigante, limitados solo a mirarse las caras y esperar a que cualquiera de ellos iniciara los respectivos comentarios sobre la experiencia vivida.

Texto agregado el 11-04-2013, y leído por 222 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
13-04-2013 me hizo acordar a una película vieja, bien contada******* pensamiento6
 
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