Gambeteando las siluetas que interrumpen
la geometría limpia de esos pastos azulados,
de la mano de los sueños, sueños locos
sueños que se esmeran por parecer reales,
descalzos por esa pradera absoluta en que
los ecos tienen su propia garganta y
el horizonte está al alcance de nuestros dedos
en que las aves se detienen en el espacio
para contemplarnos desde sus propias azoteas,
en el alma de los sueños y aspirando el aroma
a libertad que inunda los amplísimos follajes
de la mano, mano a mano, pierna a pierna
nos internamos por ese paseo delicado
y sin fatiga, sin que el resuello nos acose
sobrevolamos esas extensiones infinitas
con una suave música embriagándonos el alma
somos risas y complicidad, canto desafinado
que la brisa se encarga de componer, lloramos,
amamos, reímos, somos felices, despojados
de las trabas infecundas de los pactos severos
un niño nos guiña su ojo y sonríe pícaro
somos dos seres desenfadados, desde las alturas
vemos testas de seres que se achatan
viven engañados de su propia majestad
son puntos incoloros en ese paisaje de luces
son los puntos suspensivos de un texto libre
las mujeres muestran sus escotes primorosos
desde las alturas codiciadas por poetas y cantores
se vive allá abajo y se sueña despierto
acá arriba con tu mano acariciadora sobre la mía
poderoso sueño de ojos abiertos, sin límites
sin cortapisas, sueño que se desgrana en fragmentos
cada uno más real que el otro, somos dos
en las alturas de este raciocinio compartido
vocablos que se deslizan desde tu mente a la mía
y desde la mía a tu sonrisa complaciente
navegamos, somos dos volantines a la deriva
de la mano, siempre de la mano, pierna a pierna
piel a piel, fogoso vuelo de aves sin estirpe
almas emplumadas, caricias ingrávidas
somos tú y yo dos viajeros eternos, sin destino
sin más semillas que nuestras risas y nuestros besos
volamos, nos vamos, nos quedamos, no estamos
en esta perspectiva imprecisa de los sueños
somos dos, tú y yo, piel a piel, todo y nada
en este viaje infinito de dos almas enloquecidas…
|